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Quienes son los adultos

¿Quiénes son los adultos?

Laura F.
 

Hay un dicho de Jesús de Nazaret (Mt 18, 1-3) en respuesta a la pregunta de sus discípulos: “¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?”. El Maestro, poniendo a un niño en medio de ellos, contestó: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.”.

En pocas palabras, de los niños podemos y debemos aprender. Y es que son los únicos que no tienen límites en su imaginación. En ningún aspecto. Puede utilizar un bolígrafo como teléfono, una libreta como volante de un coche o decir que está volado porque tiene alas en los pies. No tienen sentido del ridículo y, mucho menos, prejuicios. Tengo la suerte de trabajar un colegio intercultural, lo que es más que pluricultural o multicultural, y que perfectamente puede pasar por una sucursal de la ONU. Nuestros alumnos proceden de Marruecos, Túnez, Argelia, Bolivia, Ecuador, Polonia, Bulgaria, Ucrania y Costa de Marfil, a los que sumamos los autóctonos del municipio, payos y gitanos.

De esta amalgama humana se podría decir muchas cosas, pero quiero hacer hincapié en dos aspectos. La facilidad con la que se pelean y reconcilian; y la naturalidad con la que asumen las costumbres, idioma y religión Y es que sus mentes son blancas y sólo contaminadas paulatinamente por los adultos. Aquí se puede hablar de interculturalidad plena, pues se da una interacción entre las diversas culturas del alumnado, desde la igualdad, influyéndose todas y asimilándose mutuamente.

Ninguna cultura se quiere expresar o hacerse notar, más que la otra, favoreciendo la integración. Puede ser que en lo individual, lleguen a perderse el respeto por la falta de educación que traen de casa y de la que no están libres muchos, pero como culturas, de las que son portadores, se respetan mutuamente en su diversidad.

El modelo de sociedad en la que se están desarrollando estos niños, que propugna el individualismo, el consumismo, el mínimo esfuerzo y el aspecto lúdico, con esta base, es muy difícil que los niños y niñas retengan fuera del centro, lo que en él practican. Es por ello que, para que comprendieran la trascendencia de las relaciones interculturales y las mantengan fuera del centro, iniciamos un proyecto educativo en el que pueden saber y aprender cómo sus antepasados contribuyeron a crear un arte universal. Nuestro proyecto se llama “Educar en el arte. El Flamenco, un proyecto para la escuela”.

Ellos han aprendido, y están aprendiendo, que para que el arte flamenco haya llegado a ser lo que es, ha sido necesaria la contribución de diversas culturas: liturgia cristiana, los judíos castellanizados, los moriscos, el pueblo gitano, la presencia africana (esclavitud del s. XVI-XVIII), la cultura americana con el “cajón” e incluso la jota aragonesa impregnó algunas letras, y los gitanos. Tengamos en cuenta que, desde antes del siglo XV, durante ocho siglos, árabes, africanos, musulmanes, judíos y cristianos convivieron, se mezclaron y se interculturalizaron. Esto es, la convivencia pacífica, las relaciones cotidianas, desde la admiración, desde la simpatía, e incluso desde la rutina, hizo que se formara una mezcla cultural, desde el sufrimiento y el lamento, que dio como resultado un arte que engancha y al que somos asociados los españoles desde el extranjero.

Se dan cuenta que, sin esta fusión, el flamenco no habría nacido y, al mismo tiempo se sienten orgullosos de sus respectivas culturas, por la aportación que han hecho. Así comprenden que todos somos necesarios, que todos tenemos cosa buenas que aportar y necesarias. Porque lo que somos ahora es el resultado de movimientos migratorios, por diferentes causas: económicas, culturales, políticas, etc. y que, si pudiésemos hacernos un análisis de nuestro ADN, podríamos saber que en nuestra sangre hay vestigios de las diferentes culturas que pasaron por aquí, desde tiempos remotos hasta hoy día. Que ya lo sabemos, pero que no asimilamos y nos creemos únicos, imprescindibles y mejores que los demás.

Contra esto luchamos desde la escuela. Pero en soledad. Sin la ayuda de padres, instituciones, en definitiva, de la sociedad. Ellos han aprendido que cada uno aporta algo y entre todos, no solos,   se podrá conseguir una convivencia en paz. De todo esto se sacan varias enseñanzas, como la importancia de la cultura en la sociedad, para que sus miembros se reconozcan y se conozcan. Esto lleva a la admiración y de ésta al respeto, la actitud crítica ante el mundo, la paz y la solidaridad y la madurez como ser humano. ¿Quiénes son capaces de actuar así? Los niños. Es un poco el mundo al revés. Ellos son los maduros, los que enseñan y los adultos somos los infantes que peleamos, reñimos y envidiamos, de tal manera, que llegamos hasta matar. ¿Quiénes son los adultos?

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