Carta a los turistas

Publicidad

Monseñor Jesús Murgui
Obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante

Queridos veraneantes, bienvenidos a nuestra Diócesis. Unos ya sois conocidos por la asiduidad en visitar nuestras tierras, otros lo hacéis por primera vez. Sed todos bienvenidos. Con alegría y afecto os acoge la Iglesia de Orihuela-Alicante.

Hoy más que nunca, las preocupaciones y agobios que padecemos hacen que, por lo general, cada vez más, la demanda turística se dirija hacia espacios de naturaleza. Y supongo que tras un laborioso curso, que, para algunos, habrá sido tenso y fatigoso, muchos venís aquí buscando el descanso de nuestro campo y mar, y la cordialidad de sus gentes. Y elegís bien, que si otros sitios tienen también sus propios encantos, el sol de nuestra provincia, sus playas y sus montañas, las ciudades con su patrimonio, la acogida y el buen hacer de sus moradores, son cada vez más, un reclamo turístico y una buena terapia para cansados visitantes.

Junto a mi afecto quisiera ofreceros algunas reflexiones que me parecen de interés, pues, el turismo y las vacaciones, son, además del merecido descanso, una ocasión privilegiada para encontrarse o redescubrir a Dios a través de su creación.

La naturaleza y la diversidad biológica nos hablan del Dios creador, que se hace presente en su creación, “pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor” (Sb 13, 5), “…pues fue el Autor mismo de la belleza quien las creó” (Sb 13, 3) aparece ya revelado en los escritos veterotestamentarios. También San Pablo, en la carta a los Romanos afirma que “…lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son perceptibles para la inteligencia a partir de la creación del mundo a través de sus obras…” (Rm 1, 20). Esto mismo expresa el Concilio Vaticano I cuando enseña que “Dios principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas…” (Vat I, s. III, c.2).

En esta misma línea, el Magisterio reciente no ha cesado de proclamar que en su búsqueda de Dios, el ser humano descubre en la creación algunas vías para acercarse al Misterio. El mundo, en su diversidad, se presenta a la mirada del hombre como huella de Dios, lugar donde se revela su potencia creadora, providente y redentora. Es por lo que el turismo, y, en especial, durante el periodo de vacaciones, al acercarse a la creación en toda su variedad y riqueza, puede ser ocasión para promover o acrecentar la experiencia religiosa. Así, Juan Pablo II en su Mensaje en la Jornada Mundial del Turismo, al inicio de este siglo, estimulaba los peregrinos y turistas a tener ojos capaces de “ver” la realidad, sin quedarse en la superficie de las cosas. Y añadía: “Deseo de corazón que el turismo sea siempre ocasión de encuentros fructíferos: encuentro con Dios, que en la creación y en las obras del hombre nos muestra su amor y su providencia; encuentra consigo mismo, en el silencio de la reflexión y de la escucha interior, y encuentro con los demás, para construir una convivencia serena entre las personas y los pueblos”. Ahora bien, esto presupone la búsqueda sincera de Dios y una mirada reflexiva y profunda por parte de cada individuo.

También el Papa Benedicto XVI destacó la belleza de la creación (Via pulchritudinis) como medio de acceso a Dios, aportando otro elemento a tener en cuenta: que el turista, debe esforzarse por respetar y valorar la belleza de lo creado, y que “al cuidar la creación, vemos que Dios, a través de ella, cuida de nosotros” (JMP 2010). Por tanto, el turismo no solo no puede eximirse de su responsabilidad en defensa de la biodiversidad, sino, que, por el contrario, debe asumir un rol activo en la misma.

Gran modelo a imitar es San Francisco de Asís, que ve en cada elemento del universo la acción todopoderosa de Dios y por ello bendice al Creador, en su famoso Cántico de las criaturas.

Quiero también manifestar a todos los agentes de la pastoral turística en la Diócesis y a los propios turistas, el deseo de que se fomenten momentos de oración y de reflexión en espacios naturales además de los que se realizan habitualmente en los templos. En nuestras tierras levantinas, debido a sus características geográficas y climatológicas, continuamente hay excursiones, acampadas, campamentos, visitas campestres, romerías, etc. Os recuerdo que todo tiempo y espacio, desplazamiento u ocio, son un ámbito de encuentro y alabanza al Creador.

Por último, no puedo olvidar a los que no tienen vacaciones para que otros las tengan. Tantas y tantas personas que generosamente se esfuerzan por atendernos bien y trabajan en el sector turístico con la noble intención de ganarse el sustento. A todos ellos les recuerdo las palabras de Nuestro Señor Jesucristo: “…cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos… conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40), la feliz recompensa les aguarda.

Para finalizar os encomiendo a todos a la Stma. Virgen María. Ella es la Madre Poderosa que colma los deseos y remedia las necesidades de sus hijos. Invocadla con intensidad. Que Ntra. Sra. os bendiga y guarde.

¡Felices vacaciones!

Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*