El cuajo

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Manuel Pineda
Manuel Pineda Cuenca
Presidente del Consorcio de Residuos de la Vega Baja
 

En más de 30 años como médico de familia creía haber visto de casi todo y, sobre todo, haberlo escuchado todo, pero no. Me equivoqué. Aún me quedaba por presenciar a la representación más casposa del PP de la Vega Baja mintiendo a coro y con luz y taquígrafos. La verdad es que no debería sorprenderme porque mentir, difamar y permitir (cuando no alentar) la corrupción ha sido la base del discurso popular durante el último cuarto de siglo.

Y no le ha ido mal, desde el punto de vista electoral, al contrario. Por eso siguen haciéndolo con tanto descaro, tanto desparpajo y tan poca vergüenza, aunque para ello se atrevan a hablar del asunto que les corroe desde que le empezaran a dar de comer al ‘Señor de las basuras’, y él a ellos, desde mediados de los años 80.

Digo esto para dejar claro que basura y corrupción van en la esencia misma de la jauría de demagogos que ayer intentaron reírse de nuevo en la cara de los ciudadanos de esta comarca y de toda la provincia. Y esto pasaba mientras buena parte de sus exjefes –políticos y empresarios- esperan juicios o están ya en la cárcel cumpliendo condena, por esta y otras decenas de tramas de saqueo de las arcas públicas, locales, comarcales, provinciales, regionales y nacionales, sin olvidar que algunos también esquilmaron los recursos públicos desde sus honorables puestos en embajadas extranjeras.

Los socialistas somos especialistas en hacernos el hara-kiri en público, tal y como hemos demostrado en los últimos meses, hasta el punto que en vez de resolver nuestras cuitas por Twitter o SMS lo hacemos con toda la pompa que otorgan los cauces oficiales y reglamentarios de nuestro partido. O sea, en el Comité Federal, y de paso levantamos acta de nuestras miserias. Esto, como ya se ha visto, nos ha penalizado electoralmente y abre un debate interno y externo que nos obliga a renovar nuestros propósitos, las personas, el ideario y el proyecto para los ciudadanos, aunque nos queda el consuelo de decir que nos decimos la verdad unos a otros, y también a la gente, aunque eso nos desangre. Y nos desangra.

Al PP, al partido imputado, sin embargo cuando más mienten y su demagogia es más grande les va mejor –en otros sitios, no en la Comunidad Valenciana. Es lógico que no cambien su estrategia, cuando esta que han mantenido durante décadas les ha permitido poner en marcha la Gürtel, Ciegsa, Brugal, Imelsa, Bárcenas, Cooperación (Blasco), Emarsa, Noos, Púnica, Pokémon, ex alcalde de Torrevieja, y así más de 60 causas importantes que jalonan el territorio valenciano y español y con más de 800 ayuntamientos del PP implicados. Y ahora es cuando me dicen ¡y tu partido los ERE! Bueno. Vale.

Hay que tener cuajo para ponerse delante de la gente de la Vega Baja y decirles que los socialistas o el Consorcio de Residuos les suben el recibo de la basura a los ciudadanos, como si ellos mismos hubieran vivido hasta ayer mismo en el Caribe. 

Hay que tener cuajo para que los mismos que impulsaron el enterramiento de millones de toneladas de residuos –que incluso nos llamaron «tontos» al resto porque no lo sabíamos-, se atrevieran a censurar el trabajo honrado, intachable, legal y transparente de esta institución, a cuya mesa ellos mismos se sientan sin poder levantar ni una sola sospecha sobre su gestión.

Hay que tener cuajo para ver imputada o investigada a más de la mitad de la cúpula de tu partido y a tus propias siglas por asuntos tan sucios como la propia basura y que no se te ocurra otra cosa que vomitar argumentos demagógicos para intentar por todos los medios que todos parezcamos como ellos. Las tasas de basura que ahora se están aprobando en los 27 municipios de la Vega son las que tendríamos que haber pagado siempre, incluidos los que ahora estamos en política, que también tenemos casa y generamos residuos. Pero claro, el PP nunca tuvo necesidad de subir el recibo allí donde gobernó porque sabían lo barato que salía enterrarla en huertos de La Murada, en vez de reciclar y recuperar como establece la ley.

Hay que tener cuajo para que los municipios del PP rechacen las plantas de transferencia y un vertedero en la comarca a sabiendas de que somos nosotros, la Vega Baja, quienes tenemos que reciclar, recuperar y tratar los residuos que generamos ¡porque son nuestros! Claro que oyéndoles uno piensa que su rechazo puede deberse a que ninguno obtiene nada porque no hay un ‘Señor de las basuras’ como intermediario, por lo que nadie tiene la opción de sacar nada a cambio. E incluso ahora debemos parecerles sospechosos –ya les parecíamos tontos como dijo en televisión el exalcalde de Callosa, Javier Pérez- aquellos que promovemos que empresas de carácter público realicen la gestión del negocio más sucio (en todos los sentidos) que ha visto esta comarca, gracias al Partido Popular, y por el que somos reconocidos en toda España.

Que les quede claro, señores del PP o de la basura, que vamos a resolver el problema de los residuos en la Vega Baja sin que su partido haga negocio de ello. Vamos a solucionar el problema de los lixiviados en La Murada, sin que el PP obtenga ingresos extra para ir ‘dopado’ a las urnas, tal y como sostiene la Policía y los jueces que ha ocurrido hasta ahora. Vamos a resolver el problema del reciclaje, la transferencia y el tratamiento de residuos para generar un futuro mejor para nuestros hijos, entre los que incluyo por supuesto a los suyos. Por desgracia su falta de apego a la verdad y a la decencia política ni es ya reciclable ni tiene tratamiento alguno. El discurso del aún diputado y vocero popular en la comarca, Adrián Ballester, en este asunto no sirve ni para hacer compost para abonar la tierra. El cuajo del PP en materia de residuos es materia directa de vertedero y en un vaso estanco bien impermeabilizado para evitar lixiviados en un futuro cercano.

Verán como el tiempo pone las cosas en su sitio, pero mientras sufren los ciudadanos de la Vega y la decencia en la que los socialistas creemos, aunque ese desgaste nuestro le dé al PP más votos.

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