El gallo

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Uno de aquellos / Mateo Marco Amorós

Imagen: Joaquín Marín

La letra de la canción que llevamos a Eurovisión decía: «Así que pega un grito, sal ahí y vuela». Pero el grito resultó quiquiriquí. Y el gallo es ave que vuela muy poco. Además, las puntuaciones nos cortaron las alas.

Sí, todavía canta el gallo de Eurovisión. Los memes lo perpetúan, convirtiendo el fracaso en risas. Mejor así. Mejor en broma que en serio. Lo de Eurovisión es muy complejo para rasgarse las vestiduras y salir ahora con el «se veía venir». Dolía que de partida se renunciara a ofrecer en ese escaparate global que es el festival una imagen más auténtica de lo que es el variado panorama de la música moderna española. Variado sí, pero no el «sinpiesnicabeza» de una composición insustancial. Composición y puesta en escena con más pretensiones de ser canción del verano que otra cosa. Pretender una playa californiana en Kiev a principios de mayo es demasiado atrevimiento. La ensalada «pijohippie»  de surf, sol y verano que se buscaba con la canción parecía fuera de contexto desde el primer ensayo.

Que Portugal ganase siendo Portugal con una composición que tiene mucho de «saudade», demuestra que vale la pena ser lo que uno es. Salvador Sobral siendo original fue muy portugués con los tópicos de lo portugués. Invitándonos a no inventar dejando de ser. Xesús Fraga en «La Voz de Galicia» dedicó un bonito artículo al cantante portugués calificándolo como «funambulista de la saudade», al hermanar la melancolía del fado con el jazz.

La fusión ha resultado mucha ternura. La «saudade», ya se sabe, está próxima a la melancolía y Salvador Sobral, triunfador, ha dicho que «la música no son fuegos artificiales, son sentimientos.» Y ganó el sentimiento sin renunciar a la propia lengua. En España cualquiera de las lenguas de las Españas hubiera servido bien a mejor melodía. Pero como en otras ocasiones quisimos quitarnos nuestro complejo paleto y provinciano hablando con pretensión en inglés. Para esto mejor Los Manolos con su consciente inglés de garrafón, ese que viajaban por España las orquestas de verano en los veranos del sesenta y setenta. «Ol mai loven».

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