Opinión: Alerta al gobierno valenciano: que no les tiemble el pulso

Publicidad

Casual young female student handwriting information on diary notebook while reading book and work on laptop computer with white cup of coffee on the table at home.

Por Miguel Ángel Robles Martínez

El acuerdo del gobierno balear para recobrar un poco de cordura en la política lingüística se ha saldado con un gatillazo. Dejar en manos de los centros lo que es un derecho de los padres y alumnos deriva en despropósito. Ni son los que deben decidir sobre cuestión tan básica como permitir que los niños estudien en la lengua materna, si así lo desean, ni sobre ellos, ahora mismo, existe la menor garantía de imparcialidad. Son un vivero de nacionalistas, por tanto de reaccionarios autoproclamados progres, que se niegan a corregir trabajos o exámenes por estar escritos en español y suspenden a alumnos con notable (corrección independiente) por no plegarse a la imposición. Les importa una higa los conocimientos de la materia o su futuro. Los padres tienen que saber que las políticas de inmersión hacen más bobos a sus hijos, más manipulables y menos competitivos (vean los datos PISA)… Salvo que el único objetivo sea un “puestesico” de funcionario. Triste país si es ese todo nuestro horizonte.

Los sindicatos no van a apoyarles nunca, prácticamente ninguno, y como dijo Julián Marías no hay que intentar contentar al que nunca se va a dar por satisfecho. Ustedes no están para agradar a sindicalistas, para apaciguar supremacistas ni para calmar neocomunistas woke. Están para gobernar en favor de sus administrados conforme a la constitución y el estatuto. Y según unas ideas en las que se supone que la libertad es la piedra angular.

No se dejen manipular por la neolengua que utilizan y que sólo sirve para generar titulares estólidos y azuzar el enfrentamiento y la confusión. Ahora han sacado de su populista chistera el verbo segregar en su acepción más negativa: Marginar a un grupo de personas por considerarlas diferentes desde un punto de vista étnico, cultural o social. Es decir lo que llevan decenios haciendo ellos (14.000 profesores tuvieron que dejar Cataluña o con las aulas de acogida para niños españoles que sólo hablan español) lo quieren equiparar a que unos, libremente, estudien en su lengua materna local – valenciano, gallego o vasco- y otros lo hagan en su lengua propia, español. Si seguimos su lógica demente tampoco podemos poner en aulas diferentes a los niños de primero de ESO y a los de segundo de bachillerato. No a la segregación fascista. Sí señores, defender la libertad para sindicalistas y la izquierda radical es fascista y agrupar a los alumnos por cursos u optativas es segregar. Hay que joderse.

La Plataforma de Docentes a la que pertenezco está integrada en Escuela de Todos, y en ella se defienden diversos modelos de integración lingüística con un punto en común: el sistema tiene que tener el español como lengua vehicular de enseñanza. Nosotros somos partidarios de la libertad de elección por ajustarse sin fisuras a la Carta Magna y al Estatuto, donde se especifica que el castellano es la lengua oficial que todos tenemos derecho a usar y obligación de conocer, siendo las cooficiales, en sus respectivas autonomías, lenguas a las que se tiene derecho de uso y aprendizaje. Fíjense en el detalle, se tiene derecho a usar y aprender, no es obligatorio, es un DERECHO. Eso significa que, en puridad, una política lingüística que busque que los alumnos tengan que aprender por narices la lengua regional se está excediendo de sus competencias y vulnera los derechos reconocidos por nuestra constitución. Nosotros proponemos dos líneas, una solo en español con la posibilidad de estudiar valenciano, y otra en valenciano con la asignatura de español. Dejemos que los padres e hijos con lengua propia española se equivoquen y estudien, si les apetece, solo en español; allá ellos si se pierden un montón de oportunidades educativas, culturales, laborales y, me atrevo a decir, místicas.

Políticamente nada más existe una soberanía, la del pueblo español, los españoles estudian donde les da la gana o pueden y sus derechos son irrenunciables, no podemos someterlos al medieval sueño húmedo del pueblo elegido obligándoles a estudiar las lenguas de cada terruño cuando pueden hacerlo en la que nos entendemos todos. Estudiar en español no te confiere ninguna identidad singular, afortunadamente, por eso es la koiné o lengua franca. Lo dicho, apostemos por la libertad y el sentido común sin miedos.

Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*