Los rojaleros acudieron un año más a la cita con La Encantá

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La Encantá 1

Cerca de un centenar de personas alcanzaron anoche la cima del Cabezo Soler para revivir la leyenda local

“¡Y morirás con la lengua fuera!”. Con esta frase maldijo La Encantá al tío Vila, un humilde jornalero de Rojales, la última vez que la princesa mora hechizada emergió de las profundidades del monte conocido como Cabezo Soler. Con la Encantá cargada en brazos ya que sus pies no podían tocar el suelo por maleficio de su padre, un poderoso rey musulmán, el tío Vila descendió el pequeño cerro y se enfrentó a varios monstruos y bestias. Sin embargo, cuando faltaban escasos metros para que los pies de La Encantá tocaran las aguas del río Segura, para liberarse de esta manera de su embrujo, al tío Vila le fallaron las fuerzas y la princesa acabó en el suelo, imprecando en este momento al llano labrador y regresando entre gritos y gemidos a las entrañas del Cabezo Soler.

Los rojaleros y visitantes quisieron revivir el legendario ascenso y descenso del tío Vila al cerro hechizado, justo en la noche en que, según la leyenda, ocurrieron los hechos narrados anteriormente. Después de unos cuantos repechos y tras caminar cerca de media hora, la comitiva formada por casi un centenar de personas, entre niños y adultos, alcanzaron la cima del Cabezo Soler. Allí, tras unos minutos de descanso para reponer fuerzas, una joven narró la leyenda de la Encantá.

Una vez conocido el mito que había conducido al grupo hasta aquel lugar, se encendió una pequeña hoguera que muchos de los excursionistas saltaron: algunos, cuando estaba recién encendida; otros, cuando apenas quedaban unas brasas.

Tras realizar todos los rituales típicos de la noche de San Juan, los organizadores representaron un teatrillo en el que el tío Vila, su esposa, y La Encantá fueron los protagonistas y con el que la leyenda continuará viva.

La Encantá 2

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