Napoleón científico

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A cara descubierta/ Mateo Marco Amorós

Fotografía/Joaquín Marín

En ocasiones nos tienta pensar en la posibilidad de habernos dedicado a otra profesión distinta a la Enseñanza. Haber sido, por ejemplo, carpintero. Mi tío Vicente Galbis, su familia, trabajaron muchos años y muy bien la madera. Aún nos gusta el olor de la madera. No obstante pensar en esa posibilidad nos resulta difícil porque desde que entramos en el colegio, con la suerte de haber tenido buenos maestros, estimamos la docencia. Por esto quisimos ser lo que somos.

Para nuestro añorado amigo Alfredo Rojas, impresor, la profesión de maestro estaba entre sus predilectas: La de maestro, la de médico y la de agricultor. Alfredo hubiera sido un buen profesional en cualquiera de ellas. Como lo fue en la suya. Y mucho escribiendo. Esto último no como profesión sino por afición labrada. De él, de sus valoraciones hacia nuestra también afición escritora, aprendimos mucho. Siempre lo diremos.

Sobre la posibilidad de ser otra cosa, dicen que Napoleón estando en Egipto lamentó no haber dedicado su vida a la ciencia. Se lo manifestó al matemático Gaspard Monge un día en El Cairo, inspeccionando una de las canteras cuyas piedras habían servido para la construcción de las pirámides. Se lo dijo estando en compañía de otro sabio, del naturalista Étienne Geoffroy Saint-Hilaire. «En Europa –dijo el General– soy un conquistador como Alejandro, pero me hubiera gustado más emular a Newton». Nos lo cuenta de pasada Michael Allin en su curioso libro titulado «Zarafa» donde se narra, como reza el subtítulo, «La auténtica aventura de la jirafa que viajó a París desde el corazón de África». De pasada porque esto de la jirafa viajera fue cuando la Francia de Carlos X, durante la Restauración posnapoleónica. Cuando Napoleón ya no era ni conquistador, ni Emperador, ni nada. Porque Napoleón –sus restos todavía en la isla de Santa Elena– ya no era.

Sí. A Napoleón, como manifestó ante algunos miembros del cuerpo de sabios o eruditos que le acompañaban, le hubiera gustado ser un científico como Newton antes que conquistador. Y… y el Imperio, como sucedió antes con otros imperios, se le cayó por gravedad.

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