Vaciando el aire de las caracolas…LV

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Obras

Obras

Mateo Marco Amorós
 

«Sobre el monte pequeño, o peña que llaman de S. Miguel, delante de la elevada montaña del castillo, en cuya falda está situada la ciudad, (…). Ésta es la morada, y sitio más conveniente para el Seminario, que otro alguno: Por su situación saludable. Por su próximo retiro. Y por los mayores progresos, que esperamos en Dios logren en el estudio de las ciencias, y en el más excelente, y apreciable de las virtudes.»

Volvemos al folletín que «La Crónica» publicó en 1886 bajo el título «Biografías de los Reverendísimos e Ilmos. Sres. Obispos que han gobernado y regido la Diócesis de Orihuela, desde que en ella fue erigida la Silla Episcopal desmembrada de la de Cartagena, con un resumen histórico de la Iglesia Catedral de esta ciudad» (Edición facsímil, Librerías París-Valencia, 1996). Volvemos para glosar el fragmento preliminar correspondiente a la Carta Pastoral que el siete de marzo de 1742 dirigió a la Diócesis de Orihuela Juan Elías Gómez de Terán, vigésimo obispo de la Diócesis cuyo episcopado –a decir del periódico– fue «uno de los más venturosos que registra el episcopologio orcelitano».

El seminario no fue su única fundación. En la Gran Ciudad también fueron obras suyas el Colegio de Padres operarios sacerdotes y el cuartel de Infantería y Caballería a las afueras de la población «inmediato –especifica el semanario– a la Iglesia del Santo Sepulcro». Igualmente le debemos las Casas de Misericordia en Orihuela y Alicante. Al lado de la de Alicante, seguimos el folletín de La Crónica, «elevó un Palacio Episcopal destinado hoy –recordamos que estamos en 1886– a fábrica de tabacos». Esto y otras obras, como templos en San Vicente del Raspeig, La Romana, Pinoso y Elche. Su proyecto de nueva catedral para Orihuela fue frustrado por el Cabildo Catedralicio, aunque realizó reformas en la existente. Así la Capilla de la Comunión, sacristía mayor y otras dependencias. También –informa Aníbal Bueno– procuró en diversas poblaciones «casas de acogida para mujeres de mala vida».

Además de pastor de almas, nos parece el obispo Gómez de Terán, pastor de ladrillos y sillares. Ad maiorem Dei gloriam –AMDG–. No en vano, Mazón Albarracín en un estudio sobre «El cuartel de Infantería y Caballería», publicado en la revista «de Orihuela» número 13, apelando al historiador Montesinos y a algún otro cronista, refiere que el obispo Gómez de Terán «dirigió personalmente las obras» de dicho cuartel. Por sus obras…

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