Reloj

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Mateo Marco Amorós / Uno de aquellos

Fotografía: Joaquín Marín

Dos minutos y medio no dan para escuchar el preludio de «Tristán e Isolda» de Wagner. Es lo que me gustaría oír antes de morirme. Tampoco dan para cocinar y comerse un huevo frito con puntilla. Ni para despedirse uno de los suyos como mandaría la conciencia. Y dos minutos y medio es lo que marca para la medianoche –esto es, para el final catastrófico de los tiempos– el Reloj del Apocalipsis, también conocido como Reloj del Juicio Final. O del Fin del Mundo. Lo marca desde el veintiséis de enero de 2017. El auge de los nacionalismos, el triunfo de Trump y sus propuestas sobre armamento, inmigración y Medio Ambiente han adelantado treinta segundos las manecillas. Que no se movían desde 2015. Entonces avanzaron dos minutos respecto a 2014 –situándose a tres minutos del final– ante la amenaza del calentamiento y del nuevo armamento nuclear.

Me lo comentó Antonio Egiziano de ONDA CERO Vega Baja con la firmeza que Antonio comenta las cosas. Lo poco que conozco a Antonio lo sé tan bendito como apasionado por curiosidades. Cuando dice que una cosa es, la cosa es. Egiziano es el que normalmente atiende la grabación de mis colaboraciones semanales en la emisora. Cuando no nos asaltan las prisas, tras grabar, caben algunos comentarios en off. Estas breves conversaciones me han permitido conocer sus bondades humanas e intelectuales. Precisamente, el otro día, hablando de lo terrestre y extraterrestre me puso al corriente de la existencia del reloj. Y efectivamente, según el dichoso reloj, desde el veintiséis de enero pasado estamos a dos minutos y medio del final.

Fue en 1947 cuando la junta directiva del Boletín de Científicos Atómicos de la Universidad de Chicago lo puso en marcha. Entonces la distancia para el Apocalipsis se fijó en diez minutos. Y ya ven, desde 1947 hasta hoy, hemos consumido para el abismo siete minutos y medio. En 1953 estuvimos todavía más cerca que ahora del final. A dos minutos. Estados Unidos y la URSS habían apostado por la Bomba H.

«Reloj detén tu camino / porque mi vida se apaga» –cantaban los Panchos.

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