ASAJA Alicante califica de «catastrófico» el nuevo acuerdo arancelario entre EE.UU. y la UE y exige compensaciones urgentes para el sector agrario

Publicidad

Los aranceles del 15% impuestos a las exportaciones agroalimentarias de la UE a EE.UU. amenazan con reducir en un 40-50% el valor de las ventas alicantinas, generando pérdidas en cultivos clave como vino, olivar, hortalizas y frutos secos

ASAJA Alicante rechaza frontalmente el nuevo acuerdo arancelario entre Estados Unidos y la Unión Europea, que entra en vigor a partir de la medianoche del 7 de agosto de 2025, que impone un arancel del 15% a la mayoría de las exportaciones agroalimentarias europeas hacia EE.UU. Este pacto, aseguran, lejos de equilibrar el comercio, representa un «ataque directo a la competitividad del campo alicantino», principal motor exportador de la Comunidad Valenciana, donde las ventas agroalimentarias a EE.UU. alcanzaron los 366 millones de euros en 2024, con Alicante aportando cerca del 30% de este valor en sectores hortofrutícolas.

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, afirman desde la entidad, ya está teniendo un impacto claramente negativo para el sector agrario europeo, y en especial para el español, en una doble vertiente. Por un lado, su estrategia de priorizar el gasto en Defensa ha forzado a la Unión Europea a reajustar sus prioridades presupuestarias. Como consecuencia directa, se prevén recortes sin precedentes en la Política Agraria Común (PAC) a partir de 2027, afectando gravemente a los pagos directos que reciben miles de agricultores. Por otro lado, la imposición de nuevos aranceles del 15% por parte de EE. UU., sin reciprocidad, va a golpear de lleno a las exportaciones agrícolas, encareciendo la salida de productos nacionales como el aceite, el vino o las hortalizas. Esta doble presión —menos PAC y más barreras comerciales—, remarcan desde ASAJA, implica una pérdida de la competitividad del sector y deja al campo europeo en una situación de creciente vulnerabilidad frente a mercados exteriores.

ASAJA Alicante advierte que la situación se puede convertir en especialmente gravosa para la almendra española. Actualmente, el 85% de la almendra mundial procede de Estados Unidos y solo el 10% de la Unión Europea, siendo España el principal productor dentro del continente europeo. Al respecto, el presidente de ASAJA Alicante ha destacado que «la almendra española que se quiera vender en Estados Unidos superará con creces el precio al que Estados Unidos comercializa su almendra en Europa. En consecuencia, se anticipa un alarmante aumento de las importaciones, precios significativamente más bajos y más barreras comerciales para que el turrón de Alicante siga obviándonos y no reconozca y valore la calidad de producción de almendra local», señalan.

Es hora de más Europa

Ante este escenario de recortes presupuestarios y agresiones comerciales externas, subrayan que «el campo europeo no necesita menos integración, sino todo lo contrario. Es hora de más Europa: una Europa que defienda a sus productores, que apueste por la soberanía alimentaria y que no sacrifique la agricultura en nombre de equilibrios geopolíticos o pactos comerciales poco transparentes«. El momento exige valentía política, una revisión urgente de los acuerdos comerciales que se firman con terceros países, exigir la reciprocidad y unas mismas reglas para las importaciones, mayor control en los puertos europeos que impida la entrada de plagas y de productos agrícolas con presencia de plaguicidas prohibidos en Europa y en definitiva, una respuesta firme que avance en dar preferencia a las frutas y hortalizas que se producen en la UE27. Al respecto, Andreu añade que, «si perdemos el mercado de EEUU en un 40%, debemos encontrar la manera de incrementar esa misma cuota de mercado en Europa, en detrimento de las importaciones procedentes de terceros países.«

El análisis por cultivos revela un panorama devastador para la provincia, con impactos variables pero mayoritariamente graves en productos emblemáticos:

Cultivo

Impacto Estimado

Pérdida Económica Aproximada (Alicante)

Observaciones

Cítricos Alto (reducción 40-50%) 10-15 millones € Principal cultivo afectado; datos indican caída en exportaciones de naranjas y limones.
Olivar Alto (reducción 40-50%) 5-8 millones € Aceitunas y aceite de oliva enfrentan barreras directas; sin alternativas viables inmediatas.
Frutos Secos Alto (reducción 40-50%) 5-7 millones € Almendros clave en Alicante; competencia desleal agravada por aranceles en nueces procesadas.
Vino Moderado (reducción 30-40%) 3-5 millones € Afecta exportaciones valencianas; Alicante pierde mercado en vinos premium.
Hortalizas Moderado-Alto (reducción 40%) 3-5 millones € Incluye tomates y otros; impacto en aire libre y cubiertas, con datos de Canarias como referencia.
Uva de Mesa Moderado (reducción 40%) 2-4 millones € Aranceles en mezclas de frutas; sin datos específicos, pero caída proyectada.
Cerezas Mínimo (aumento de costes) <1 millón € Exportaciones limitadas; posible encarecimiento sin datos significativos.
Níspero Bajo-Moderado (reducción 15-20%) <1 millón € Frutas exóticas afectadas indirectamente; datos inexistentes para Alicante.
Otros (Tropicales, Herbáceos, Ganadería) Bajo-Mínimo <2 millones € Impactos variables; pastos y ganado con efecto negligible.

Fuente: Análisis propio de ASAJA Alicante basado en datos de exportaciones agroalimentarias de la Comunidad Valenciana (2024) y el acuerdo arancelario UE-EE.UU. (julio 2025).

Tras la publicación de los aranceles que entrarán en vigor, ASAJA Alicante considera imprescindible habilitar de manera urgente, por parte de las instituciones comunitarias y el gobierno de España, un paquete de medidas económicas de compensación para proteger a los agricultores afectados en sectores como el vino, el aceite, almendra y hortalizas principalmente. En este sentido, el presidente de ASAJA Alicante, señala que, «estas ayudas deben ir más allá de respuestas simbólicas o temporales: han de ser ambiciosas, estructurales y proporcionales al impacto real sufrido. El objetivo debe ser claro: ayudar a los productores a superar esta primera fase de pérdida de competitividad y garantizarles las condiciones necesarias para seguir adelante con sus explotaciones en un entorno cada vez más hostil y exigente».