La comarca recuerda el suceso con motivo del sexto aniversario de la riada del Segura más catastrófica del siglo XXI
12 de septiembre de 2019. Una fecha que quedó grabada en la memoria colectiva de la Vega Baja. Aquel día comenzó el episodio de lluvias más intenso de la historia reciente de nuestra comarca. Una DANA, conocida popularmente como gota fría, provocó intensas lluvias torrenciales. Ahora, seis años después de la tragedia, en Diario de la Vega hemos querido volver la vista atrás, para recordar cómo fueron aquellos aciagos días, que marcaron un antes y un después en nuestra historia reciente.
Jueves 12: las lluvias más intensas jamás registradas
Aquel fatídico día, un jueves, el cielo se rompió en la capital de la Vega Baja. Durante toda la mañana, cayeron sobre Orihuela más de 500 litros por metro cuadrado. Una cantidad jamás registrada en la ciudad.
Una vez amainó, por la tarde, los efectos de la tromba de agua eran claramente visibles en todas las calles, en todos los barrios. calles como La Corredera o Adolfo Clavarana, la Plaza Nueva quedaron anegados. La peor parte se la llevaron los barrios situados a los pies de la sierra. Los barrancos fluyeron como nunca, e hicieron que calles de los barrios de Santiago, el Rabaloche quedaron devastados, tanto por el agua como por las piedras y ramas arrastradas por la corriente. De hecho, en San Antón, las piedras se acumularon de tal manera que alcanzaron el medio metro de altura, y el Palmeral se convirtió, por unos días, en un mar.
Los primeros desalojos comienzan. Muchas personas tratan de acceder a la ciudad, que ha quedado aislada tras la tormenta, y volver a sus casas o auxiliar a sus familiares. Algunos lo consiguen, otros se dan la vuelta, todos se arriesgan. Para la historia quedará la imagen de los bomberos salvando a los alumnos del Centro Ocupacional Oriol.
Fuera de Orihuela, la situación no era mucho mejor. En localidades como Benferri o el Escorratel, la rambla de Abanilla hizo estragos al desbordarse, arrasando campos de cultivo, vehículos, viviendas… Nada frenaba la fuerza de la naturaleza.
A todo ello había que sumar el río. El Segura bajaba bravo, con furia. A las intensas precipitaciones caídas en la ciudad, su caudal sumaba todo lo recogido aguas arriba, en la vega murciana. A esas horas ya daba señales de peligro. La alerta era máxima.
La noche de jueves al viernes volvió a llover. Una intensa tormenta despertó a los pocos que consiguieron dormir en la Vega Baja. Las noticias que llegaban de Murcia eran terribles: el río se había desbordado en Cieza y amenazaba con hacerlo en la capital. Y todo eso tenía que llegar a nuestra comarca. Mientras tanto, los desalojos ya estaban en marcha. Los efectivos de emergencia trabajaban a destajo para salvar a los vecinos de los pueblos más vulnerables, como Molins, La Campaneta, el barrio de Mariano Cases, el Escorratel… Incluso en la propia Orihuela hubo desalojos, como en el barrio de San Pedro, situado junto al río.
Viernes 13: el Segura se desborda
Poco después del amanecer, el Segura se desbordó en Orihuela. A cámara lenta, despacio, pero imparable. El nivel del agua era histórico. Muchos lo comparaban con la riada de 1987. Otros decían que lo superó. Los más jóvenes estaban en shock. Nunca habían conocido algo así. Orihuela se inundó. Muchas calles de la ciudad quedaron anegadas. La imposibilidad de desplazarse aumentaba la sensación de agobio. Ya no era un río, era un mar. En algunos puntos, como en el barrio de San Antón, las aguas llegaban a la altura de la cintura.
Ante tal situación, Orihuela se llena de barcas, de kayaks. Las calles se llenan de medios de transporte acuáticos. El ingenio de los ciudadanos supera límites. Llegaron a verse incluso estatuas con flotadores, por si acaso. Para la historia quedará la imagen de la plaza de toros, inundada, convertida en improvisada piscina por los más jóvenes.
En la vecina Redován, la situación es igual de dramática. El municipio está totalmente anegado. La rambla de Abanilla no hace distinciones, y sus aguas reclaman lo que es suyo. Un vecino perdió la vida ese día, intentando salvar a sus animales de la tragedia. Mismo destino corrió otro vecino de Orihuela. Una DANA manchada de sangre.
Río abajo, la situación empeora por momentos. El río Segura lleva demasiada agua. Tanta, que su cauce no lo puede soportar, y se rompe a la altura de Almoradí, inundando la localidad y afectando de lleno al corazón de la huerta de la comarca. Durante días, los servicios de emergencia y de la UME, ya desplegada, trabajan sin descanso para rescatar a unos vecinos que se vieron sorprendidos por la llegada de la inesperada riada.
Sábado 14: el río baja, el peligro sigue
Con la llegada del fin de semana, llegó la estabilidad. Las nubes dieron paso al Sol, que iluminó con fuerza una comarca arrasada. La riada había llegado a la desembocadura, inundando localidades enteras, como Dolores o San Fulgencio. Siguen los rescates, siguen las emergencias, y los desastres. Un hombre falleció en Dolores arrastrado por una acequia.
Río arriba, en Orihuela el agua, aunque tímidamente, comienza a bajar. Muchos comienzan a ser conscientes de la magnitud de los daños. El agua dio paso al lodo, y el lodo dio paso a la tragedia. Cientos de personas lo perdieron todo. Sus casas, sus enseres, su vida… Toda una vida arrastrada por el agua y el fango. Algunas calles comienzan a llenarse de montones de trastos, de muebles, de electrodomésticos…. La riada obliga a muchos a empezar de cero.
Fuerza Vega Baja
Aquellos días, toda España se volcó con nuestra comarca. Cantantes, actores, deportistas, incluso políticos mostraron su apoyo a la Vega Baja. Los españoles se volcaron, sacando su lado más solidario con nuestros vecinos. Una ayuda vital para muchos, en el momento más urgente de la catástrofe. Las redes sociales se pusieron del lado de la comarca. El hashtag #FuerzaVegaBaja inundó Twitter, Instagram, Facebook… Un impacto masivo que mostró el apoyo total hacia nuestra tierra.
Pasado lo peor, las autoridades también se volcaron con la Vega Baja. El 4 de octubre, Sus Majestades los Reyes, Felipe VI y doña Letizia visitaron la comarca, para conocer de primera mano la magnitud de la tragedia y dar su cariño a todos los afectados y vecinos. Aquel viernes, Orihuela se visitó de gala para ver a los Reyes, en su primera visita a nuestra ciudad. Un momento histórico que muchos todavía atesoran en sus retinas.
Seis años después, nadie olvida la tragedia que supuso aquella riada. Una herida latente en el corazón de muchos que, aunque tratan de seguir adelante, siempre la tienen en su mente. Aquellos días, muchos aprendimos cómo gestionar un suceso de tales proporciones. Una lección a sangre y fuego que debe tenerse presente, pues no sabemos cuándo el Segura volverá a reclamar lo que es suyo, su vega, su huerta, su tierra.


