Dictaduras solapadas

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Por Laura F.
 
Es una contradicción, que en unos momento históricos en los que se lleva por bandera al derecho a la libertad nos encontremos, de hecho, con menos libertades que nunca. Lo que se entiende por libertad es: «La facultad o capacidad del el ser humano de actuar o no actuar siguiendo según su criterio y voluntad. Libertad es también el estado o la condición en que se encuentra una persona que no se encuentra prisionera, coaccionada o sometida a otra. Se utiliza esta palabra para referirse también a la facultad que tienen los ciudadanos de un país de actuar o no actuar siguiendo su voluntad siempre que esté dentro de lo que establece la ley». ¡Y en esta última definición  está el quid de la cuestión! ¿Cómo debe ser la ley? Ante todo debe ser objetiva y perseguir unas normas que lleven hacia el bien común.
 

 
 

Todos sabemos, o debemos saber que toda ley debe basarse en los derechos individuales y protegerlos. ¿Qué pasa cuando  los ciudadanos están sujetos a leyes NO-OBJETIVAS?  Pues que el estadista impone su voluntad  de forma arbitraria, sólo porque desde su criterio personal, cree que los demás debe obedecer lo que a él se le antoje. Así sus políticas irán en esa dirección, la interpretación de la misma ley es muy subjetiva,  su forma de implementarlas, su castigo o favor. Me acuerdo de cuando mi época de estudiante nos destacaban cómo se cambió la época de las monarquías absolutas por los gobiernos democráticos. ¡Qué horror! Si el pueblo tenía la mala suerte de dar con un monarca déspota, tirano o tonto…, y no digamos las dictaduras… la desdicha era general. ¡Qué bien! Llegaron las Cartas Magnas, las democracias, más o menos pulidas, y con ellas la dicha de los ciudadanos. Ja, ja, ja, ja,…¡Qué engaño más vil! Con la palabra democracia se disfrazan gobernantes torpes, déspotas, majaderos, iluminados, etc y la pobre población se los zampa con patatas porque está ciega o sin criterio acertado. Porque se puede tener criterio, no lo niego, pero éste puede ser maravilloso o por el contrario la pifia mayor del reino. Y nos encontramos apoyando leyes  sin discernimiento, sin sensatez y sin juicio justo. O, peor, sujeto al mandato de otros  que, a su vez, actúa de igual manera pero que tiene “la sartén por el mango, es decir, tiene el poder superior bajo el que se tienen que plegar los demás por temor. Si ascendemos en la historia siempre se ha actuado por miedo al más poderoso, tenga o no tenga razón. Pero  «meter miedo tiene su efecto seguro»: Imperios, monarquías, dictaduras generales,.. y luego con esta mal llamada democracia, llegan las pequeñas dictaduras. Es como las pirámides, el de arriba somete al de abajo y así sucesivamente. Pero no dejan de ser lo que son. Emperadores, Absolutistas, dictadores, dictadorcillos  y abajo la masa que, cuando se va a dar cuenta…ya tiene el marrón encima. ¡Habrá cosa más negada que un «favorito o valido»! Pues desde tiempos ancestrales siguen vigentes.

Nada ha cambiado bajo el sol desde el principio de los siglos. Lo que fue, ha sido; lo que será, está siendo. Pero la diferencia es que, hoy día, la información nos llega por todas partes, de forma muy rápida, con solo tocar un botón, y es muy desagradable darte cuenta que juegan contigo, que te toman por idiota, que te ningunean. ¡Y además! Que poco puedes hacer. Sólo patalear. La arbitrariedad campa por sus fueros en todos los ámbitos porque el amigo, compañero o pariente tiene que estar en tal sitio. Valga o no valga. Sea tonto de baba o no. Y este amigo o estómago agradecido legisla, hace leyes que los demás debemos ejecutar a pesar que son contra natura. Y por grave, atroz o errónea que sea la ley, aunque sepas que va en contra tuya, debes tragar. Y te das cuenta que se retrocede en derechos, libertades y progreso, pero nada puedes hacer porque te ha inoculado el miedo a protestar. Y vives o sobrevives en un día a día anodino, para salir del paso, esperando un cambio que suele ser peor que lo anterior. Miedo y mala formación son una fórmula química que da como resultado servilismo y precariedad. Como decía mi maestra Rocío, acuérdate laura: “Ácido + base= sal+agua”

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