Un gran número de niños y niñas se vistieron de falleros para celebrar esta jornada tan especial
La tradición se ha hecho realidad un año más en el Colegio Público de Hurchillo, donde se ha plantado y quemado la falla, tal como viene haciendo este centro desde hace 15 años. La pandemia obligó a interrumpir esta actividad durante un tiempo, pero este año ha regresado con toda su fuerza.
Un gran número de niños y niñas se vistieron de falleros para celebrar esta jornada tan especial, en una mañana que comenzó con la plantà de la falla y una espectacular mascletà, ofrecida por gentileza de la Pirotecnia Hermanos Ferrández, en el exterior del colegio. A continuación, tuvo lugar la tradicional «globotà«, organizada por el alumnado de sexto curso, que este año conforma la Junta Central Fallera del colegio, los alumnos hicieron estallar decenas de globos entre los vítores y la expectación del resto del alumnado.
Por la tarde se celebró el acto central, en el que toda la comitiva fallera desfiló con entusiasmo y ofreció un precioso ramillete floral en un día muy significativo para la comunidad educativa. La falla de este año era una original recreación de una caja de cerillas, un símbolo que hace referencia al apodo popular con el que se conoce al colegio.
Cabe recordar que ya en 1906, existía en Orihuela una sociedad llamada “La Falla”, cuyo objetivo era implantar esta festividad al estilo valenciano. El diario de la época recogía la siguiente frase: “En Valencia se han llegado a conseguir grandes premios por las más originales. Quién sabe si con el tiempo, y arraigada aquí dicha costumbre, se consiga lo propio.”
La celebración concluyó con la cremà de la falla, que simboliza la quema de lo viejo para dar paso a lo nuevo. Todo ello acompañado del Himno de la Comunidad Valenciana y un vistoso castillo de fuegos artificiales.
El Colegio Público de Hurchillo, centro asociado a la UNESCO desde 1992, pone así en valor una tradición declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Todos los alumnos lucieron el tradicional pañuelo amarillo que identifica esta fiesta dentro del centro.
El director del colegio, Joaquín Marzá Mercé, expresó su satisfacción: «Año tras año esta actividad supera todas las previsiones, y este año el aparcamiento del colegio estaba lleno de padres y madres deseando presenciar una celebración tan importante para nuestro centro.» Además, ha querido destacar la implicación de las familias, que dan color y vida a esta fiesta tan esperada por toda la comunidad educativa.


