En el oleaje de la luz y la sombra: Encrucijadas

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Imagen de Joaquín Marín

Por  Mateo Marco Amorós

Si ayer consideramos acertado titular A salto de mata el diario de José Luis Zerón Huguet publicado por Frutos del tiempo, la continuación del mismo titulándose Encrucijadas no desmerece; porque las reflexiones del autor lo sitúan –y contagiándonos nos sitúan– en espacios abiertos a diversos puntos cardinales de pensamiento y sentir; intersecciones sugestivas donde «la seguridad y la duda conviven, no como contrarios, sino como aliados», como apunta el autor presentando el libro.

Publicado por Polibea, la portada, exquisita, debida al arte de Eva Ruiz, muestra un recto sendero entre cipreses que, ausente toda disyuntiva, contrasta por claridad con el título pero no con el contenido. Porque si en el contenido, como se ha dicho, cabe la duda/encrucijada, no menos la seguridad/sendero recto, arropado por esos árboles tierra y cielo, camino hacia un horizonte de eternidades. Sí, ante las encrucijadas, caben soluciones; que consistentes no pretenden convencer, sino ser ofertorio del autor desnudo. Zerón argumenta sus opiniones, defiende el sendero escogido, a veces sinuoso; pero nunca es un porque sí. No hay imposición categórica. Zerón expone y… Si manifiesta pasión, con algún pero; si distancia, con algún aprecio.

Lamento, centrándome en la primera parte del libro, sacrificar la reseña de los otros apartados, especialmente del segundo, el más autobiográfico, hermoso por íntimo; y no menos los «lampos» del tercero, fogonazos que obligan a dejar el libro abierto, boca abajo tapas arriba, para pensarlos y saborearlos; como el cuarto, crónica de la dana de 2019 en la Vega Baja que es/será material precioso para geógrafos de la Percepción. Me importa la primera por lo siguiente:

En la Enseñanza, ya años, preocupa la compresión lectora. Para hacerla fértil vienen diseñándose ambiciosos planes de fomento lector. La prosa de Zerón azuza la curiosidad lectora, sus reflexiones en torno a lo mucho leído son espoleta que anima a leer; sobre todo porque para Zerón toda lectura no sólo ofrece saber, información, sino que, interiorizándola, forma. Y quien dice la lectura, dice la contemplación de un cuadro o película, o una audición musical. Alternativas en las encrucijadas, sendas fascinantes que Zerón, diarista sincero, nos ofrece.