R. H., acusada de un delito de omisión del deber de socorro mientras presenciaba la paliza mortal que su hermano F. le propinó a su padre, ejerce cómo médico de cabecera en el Centro de Salud Álvarez de la Riva de Orihuela
El pasado 19 de julio se produjo un fatal suceso en la localidad de Molina de Segura, en la vecina Región de Murcia. Un hombre de 65 años falleció a consecuencia de una brutal paliza que le propinó su hijo F. H., y en la que estuvo presente su hija R. H., que según el testimonio policial, no realizó el más mínimo gesto para proteger a su padre. Ese mismo día, y tras iniciarse la investigación, la Policía detuvo al autor material de la paliza. El móvil del crimen, según confesó el propio detenido, fue económico, la herencia.
Poco a poco, la investigación ha ido avanzando, y se van descubriendo más detalles sobre ese brutal asesinato. La hija de la víctima, presente en el lugar de los hechos, se enfrenta a un posible delito de omisión del deber de socorro, agravado por su condición de médico residente. Una profesión que ejerce, actualmente, en el Centro de Salud Álvarez de la Riva, situado en la ciudad de Orihuela. Debido a su ocupación laboral, y según fuentes policiales, «en virtud de su juramento hipocrático y formación específica, tenía un deber reforzado de actuar ante la situación de emergencia vital creada que presenciaba y que incluso había contribuido a generar”.
La principal testigo de este presunto parricidio fue una cámara de seguridad, instalada en el pladur del techo del establecimiento, cerca del mostrador donde este comerciante esperaba siempre a sus clientes con una sonrisa. Tras la paliza, el dispositivo captó a los dos hermanos huyendo a la carrera del establecimiento, para salir a la calle Mayor de Molina de Segura y subirse en un Opel Corsa que condujo R. H., con el supuesto objetivo de ayudar al agresor, su hermano mayor F. H., a huir de la localidad rumbo a la casa de su madre en Archena. Allí fue arrestado F. H..
