La comparsa maravilló al numeroso público con un majestuoso boato, en el que los elementos se pusieron al servicio del resurgimiento de Orihuela
Coincidiendo con su 50 aniversario, la comparsa Moros J’Alhamed, reconocida por su carácter familiar y festero, ha ofrecido este viernes una de las embajadas más simbólicas y emocionantes de la historia de las Fiestas de la Reconquista de Orihuela, bajo una espectacular puesta en escena centrada en los cuatro elementos de la naturaleza: tierra, aire, fuego y agua.
En una clara alegoría al resurgimiento de Orihuela, la comparsa ha narrado con fuerza y emoción cómo los elementos, inicialmente destructores, se transforman en símbolo de esperanza y renacimiento. Al frente, el embajador Jafir, encarnado por Francisco Javier López Fabregat, ha liderado esta fantasía visual con solemnidad y orgullo, que sin duda, ha marcado un antes y un después en la historia de la fiesta oriolana.
Con una cuidada puesta en escena, los distintos bloques del desfile han ido representando los elementos, acompañados de banderas temáticas, ballets, efectos visuales, carrozas y escuadras festeras que han elevado esta embajada a una categoría artística y emocional sin precedentes.
Tierra: fuerza ancestral y raíces profundas
El desfile abrió con el bloque de Tierra, donde destacaron las abanderadas infantiles Alba y Elena Fabregat, montadas a caballo, mostrando con orgullo el legado familiar festero que se transmite generación tras generación.
Les siguieron filas como Mujeres J’Alhamed, con Rocío Díaz al mando, una fila histórica y premiada; y Sulayman, liderada por Inma Luna, festera incansable y expresidenta de la comparsa. También participaron Al´jhadida, que desfilaron resaltado la fuerza de su nombre, unidas, y con una destacada novedad para este desfile tan especial, un cañón de confeti.
La intensidad del bloque fue reforzada por el Ballet “Tierra”, creado por la Armengola 2025, Ana Belén Navarro, con motivo de esta embajada tan especial, cuya coreografía contemporánea y oriental cautivó al respetable.
Aire: el soplo que empodera y transforma
El bloque de Aire trajo consigo elegancia y ligereza. Fila Muawiyya, encabezada por el presidente Raúl Muñoz, montado a camello, abrió este tramo con energía. Le siguieron las filas Aljamal, de paso refinado, y J’alé Ameh, una de las más numerosas del desfile, debutando con fuerza bajo la dirección de Adrián Valero.
El ballet del Aire, a cargo del ballet de Rafa Felipe de Alcoy, trajo una coreografía etérea y poderosa, simbolizando el viento que arrastra, limpia y empodera a la ciudad y a sus mujeres.
Fuego: llamas que purifican y fortalecen
El fuego se convirtió en un símbolo de purificación y redención. La abanderada Belén Valero Reales, festera desde la infancia, lideró el bloque junto a su fila M’ahayla, joven, premiada y de profunda raíz en la historia de la comparsa.
Destacaron también Umm Ammarah, recién formada por mujeres con espíritu guerrero, así como las filas Al Manat, Al Harané, y Al-Qaüm, esta última novata pero vibrante, liderada por el carismático Antonio Estañ.
El broche de oro lo puso el espectáculo “Llamas del Destino” del ballet Draak, que narró una historia de pérdida y resurgimiento con efectos pirotécnicos y escénicos que estremecieron al público.
Agua: el renacimiento de Orihuela
La llegada del bloque de Agua fue anunciada por clarines y tambores. El Ballet Mare Nostrum representó la purificación y resurgimiento de Orihuela, a través de uno de sus símbolos más representativos, el río Segura. Un cauce que despertó de su letargo, y que, gracias a estas danzas, vio como la ciudad lo recibió como el que recibe a una madre.
El embajador: el Jafir que lidera Uryula
La carroza del embajador Francisco Javier López Fabregat, acompañado por su esposa Ester Gutiérrez y sus hijos Ana y Javier, emocionó al público. El actual embajador, festero desde los 8 años, ha vivido la fiesta desde todos los ángulos: como cabo, presidente y ahora como símbolo de una comparsa que considera su segunda familia.
Escoltaron al embajador su fila, Al’kasar, de la que es cabo desde su fundación, en el año 2000; y la fila femenina Aisha, que en esta ocasión, al ejercer de escolta, desfiló sin su cabo, María Reig, una de las grandes figuras de la comparsa. Hija de la primera Armegola J’Alhamed, Paquita Sabater, Reig ha sido abanderada infantil y mayor, cabo; así como una festera de pro desde su nacimiento.
Con medio siglo de historia a sus espaldas, los Moros J’Alhamed han demostrado que la unión familiar, la pasión festera y el trabajo colectivo son capaces de crear uno de los mejores boatos que se recuerdan en las fiestas oriolanas. Y este año, su embajada no solo ha contado una historia, sino que ha hecho historia.
Puedes ver el vídeo de la Entrada Mora de Orihuela aquí:


