
El Caballero Cubierto de Orihuela representa una de las tradiciones más singulares del municipio. Se trata de una tradición única en España, que destaca el marcado carácter ceremonial que aún perdura en los actos institucionales y religiosos de Orihuela
Orihuela se cubrió de riguroso luto este sábado para conmemorar una de las jornadas más solemnes y reconocidas: el Sábado Santo. Esta fecha, marcada en el calendario, aúna dos momentos clave: la recepción del Caballero Cubierto y la posterior Procesión del Santo Entierro, ambos actos cargados de simbolismo.
El Claustro del Colegio Diocesano de Santo Domingo acogió a más de un millar de personas, entre ellas la corporación municipal, el obispo de la Diócesis Orihuela-Alicante, Monseñor José Ignacio Munilla, representantes de la Generalitat Valenciana, de la Diputación de Alicante, así como autoridades militares, fuerzas de seguridad y el presidente de la Junta Mayor de Cofradías, Hermandades y Mayordomías, José Sáez Sironi.
Siguiendo el protocolo establecido, la concejala de Festividades, Rocío Ortuño, fue la encargada de abrir el acto con un discurso de bienvenida, tras lo cual entregó a Amadeo Valoria una placa conmemorativa. A continuación, el alcalde, Pepe Vegara, le impuso la insignia de la ciudad. Una vez recibidos ambos reconocimientos, el Caballero Cubierto firmó en el Libro de Honor del Ayuntamiento de Orihuela, y acto seguido dirigió unas palabras al público asistente. Valoria expresó con emoción su gratitud por la distinción y dedicó un cariñoso discurso a sus seres queridos, subrayando el orgullo que supone pasar a formar parte de la historia de Orihuela.
El Caballero Cubierto de Orihuela representa una de las tradiciones más singulares del municipio. Este privilegio, citado ya en un Libro Capitular de 1750, permite al privilegiado no descubrirse en el interior de los templos, ni siquiera ante los monarcas. El nombramiento es anual y recae en un vecino que ha contribuido de forma notable al bien de la ciudad. Se trata de una tradición única en España, que pone en valor el marcado carácter ceremonial que aún perdura en los actos institucionales y religiosos de Orihuela.
Una vez finalizado el acto de recepción, la ciudad se preparó para vivir la Procesión del Santo Entierro. El cortejo fue encabezado por la Banda de Cornetas y Tambores “Auxilium” del Colegio Diocesano Oratorio Festivo, seguida por el Caballero Cubierto 2025, que marchó acompañado por una representación de antiguos caballeros, liderados por Francisco Sáez, presidente de la Hermandad del Caballero Cubierto.
Cuatro pasos formaron parte de este desfile, el primero en aparecer fue San Juan Evangelista, una imagen de vestir del siglo XVIII, portada por la Cofradía del Ecce-Homo. Le siguió el paso más llamativo y peculiar de la noche: “El Triunfo de la Cruz”, popularmente conocido como “La Diablesa”, obra de Nicolás de Bussy (1695). Esta pieza destaca por su extraordinaria iconografía barroca y es la única que tiene prohibida su entrada a los templos, debido a la figura demoníaca con rasgos femeninos que aparece en su base.
A continuación desfiló el Cristo Yacente, una escultura de José Séiquer Zanón de 1942, que procesionó dentro de una urna tallada por Balaguer. Este paso fue escoltado por la Sociedad Compañía de Armaos – Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús, que desfiló con sus armas “a la funerala” en señal de duelo por la muerte de Cristo.
La procesión concluyó con la imagen de La Soledad, esculpida en 1954 por José Sánchez Lozano, portada por miembros de la Hermandad de los Pilares de la Sociedad. El acompañamiento musical estuvo a cargo de los Cantores de la Pasión, que interpretaron con solemnidad piezas tradicionales.
Puedes ver el vídeo del Santo Entierro de Orihuela aquí:
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