Un oficio ancestral que lucha por no extinguirse

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Callosa celebra la trigésimo primera edición de los trabajos del Cáñamo, que siguen a la espera de convertirse en BIC

Callosa de Segura se ha volcado un año más en la exhibición de los trabajos nacionales del cáñamo. El Colegio Primo de Rivera ha acogido este lunes la trigésimo primera edición de esta iniciativa que tiene como objetivo reivindicar un oficio ancestral que sigue a la espera de convertirse en Bien de Interés Cultural.

En la raíz familiar de cada callosino hay algún trabajador del cáñamo, bien en el cultivo, en el tratamiento o en los productos finales. Estos trabajos son un auténtico símbolo de Callosa puesto que hasta mediados de los años 60 del siglo pasado fueron la principal  fuente de economía para el municipio.

Sobre el cáñamo natural se realizan entre ocho y diez trabajos artesanales consecutivos por antiguos profesionales de este oficio con los utensilios y maquinas que se han utilizado durante muchos años. Así se queda convertida esta planta en unas zapatillas, unas cuerdas o unas redes.

Durante la exhibición de estos trabajos se enseña a los más jóvenes de oficios ancestrales como el agramado, rastrillado o el trenzado de la soga. Mientras, los más mayores recuerdan cómo el cáñamo ha estado ligado a sus vidas durante décadas.

Junto a la Demostración Nacional, el Colegio Primo de Rivera ha acogido también la tercera Feria de Productos de Nuevos usos del Cáñamo.

La Escuela, el Museo y la ruta de la arquitectura del Cáñamo de Callosa están a la espera de la declaración de Bien de Interés Cultural.

Desde el Ayuntamiento confían en el que el próximo año se le pueda dar un empujón definitivo al expediente para convertir a los trabajos del cáñamo en BIC.

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