Vaciando el aire de las caracolas…XXVIII

Publicidad

Oriol

Oriol

Mateo Marco Amorós
 

«Herodii domus dux est eorum semper prevaluit ensis vester». Con este lema o lemas de latines, Antonio Luis Galiano tituló en 1981 un artículo sobre el Oriol publicado en la Revista del Instituto de Estudios Alicantinos (nº 34, Diputación Provincial de Alicante). Su lectura, que por hoy se nos queda pendiente, nos la recomienda Antonio José Mazón al que debemos muchas querencias sobre las cosas antiguas de la Gran Ciudad.

La leyenda, al menos la segunda parte, se atribuye a Pedro IV de Aragón para Orihuela; y es frase, o frases, que en la traducción de los eruditos varía, pero que vendría a decirnos: «La casa del Herodio es nuestra guía» –algún documento identifica al Oriol con el Herodio– «siempre prevalecieron vuestras espadas». La enseña del Oriol, coronada por un pájaro armado con una espada enhiesta, hace honor al lema. Y el lema a la memoria heroica de los antepasados.

Decir Oriol en Orihuela es decir «el pájaro». Símbolo de la ciudad, emblema y blasón, enseña, estandarte, señera. Cuando callejeamos por la ciudad, la representación del pájaro no deja de aparecérsenos. En edificios públicos y privados. Civiles y religiosos. En espacios interiores y exteriores. Así en la fachada de la catedral donde el claustro importado del convento de la Merced, así en el Ayuntamiento, Palacio del Marqués de Arneva, en la «esquina del Pavo», donde un pájaro gigantesco y proyectil agarra una cabeza aturbantada. Así por toda la ciudad. En la puerta de la Olma, en los escudos. En la fachada de Santiago, sobre el blasón de los Reyes Católicos, abrazándolo. Por aquí y por allá, el Oriol se hace presente. Y por supuesto en la señera de la ciudad donde el pájaro es remate y bordado. Escultura y costura.

El oriol es oropéndola. Si oropel es «piel de oro», oropéndola es «pluma de oro». Metáfora del cuerpo amarillo del pájaro oriol. Pájaro dentirrostro de cuerpo amarillo y alas y colas negras. Algunos amigos han puesto de nombre a sus hijos, Oriol. Es nombre hermoso pero además de oropéndola tiene curiosos sinónimos, según lugares: lútea, víreo, virio, papafigo… Pero el más curioso, al ser también nombre propio es el de «gonzalito», utilizado en Sudamérica. Eliseo Reclús en su «Viaje a la Sierra Nevada de Santa Marta» escribe: «Los nidos del ave gonzalito, suspendidos como frutos, se balancean aquí y allá, de estas cuerdas de vegetación, sobre el húmedo suelo; (…)».

Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*