A propósito de…LXXIX

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Torrevieja no es tan vieja, Guardamar…

Laura F.
 

Me voy al diccionario como una loca, porque entre   prevaricación, revelación de secretos, cohecho, tráfico de influencias, malversaciones, negociaciones prohibidas a funcionarios, blanqueo de capitales, apropiación indebida, fraude, estafa, falsedad documental y delitos contra el patrimonio histórico y contra el medio ambiente, llevo un lío… El caso es que me interesa, ahora mismo, el de prevaricación, que según me dice el libro oficial de la Lengua, es cuando un funcionario público delinque por faltar a sabiendas o por ignorancia inexcusable a las obligaciones y deberes de su cargo. Por lo visto el juez Elpidio Silva ha prevaricado, según dos a uno, por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. La condena es de 17 años de inhabilitación por delito continuado de prevaricación contra las libertades individuales.

A una servidora el juez Silva ni me cae bien ni mal. Es más. Considero que sus apariciones en TV no le han beneficiado y que cierto afán de protagonismo le quitaba credibilidad. Pero… es un juez. Y como tal, en sus análisis de datos y evidencias, tiene información de sobra para hacer lo que crea conveniente. Dicen que no comunicó que había cambiado el objeto del proceso y, por eso, llevaba a cabo una investigación exhaustiva. Con la información que Silva poseía, le permitía «ver» lo sinvergüenza que era y es Blesa & Company, por lo que el hombre lo llevó a la cárcel. Yo habría hecho lo mismo. ¿Podría haber pasado como con Roldán? Pues sí. Lo que Elpidio no tuvo en cuenta es la seguridad que sentía Blesa con sus «relaciones» importantes y se creyéndose a salvo. Así puso en marcha «su máquina» y a este novato de los medios se lo han quitado de en medio. De momento. Pero…el presidente del Tribunal, Arturo Beltrán, no está de acuerdo, su decisión es a favor de la «absolución integral».

Me pregunto si no es porque, lo que ha hecho Elpidio, se suele hacer a menudo entre los jueces. ¿Por qué? Porque lo importante es llevar a la cárcel al delincuente y hay protocolos que se saltan a la torera en bien de la sociedad. La vida es injusta y tenemos a Blesa y amiguetes, que han tirado de tarjeta en negro, estafando a ancianos y mintiendo como bellacos; o a Díaz Ferrán, que ya está en la cárcel; o los del caso Gurtel, o los Eres de Andalucía, etc., etc., etc. que champaña por sus fueron tan tranquilos. Los estafados, robados, humillados y jodidos, en sus casa muertos de hambre o inhabilitados. ¿Quién tiene razón? ¿El presidente del tribunal o los otros dos? ¿La justicia no debe ser objetiva? ¿Quién no lo es? ¿Dependemos de sentido particular de justicia que tenga el juez, de sus amigos, de su prima, de que tenga una úlcera de estómago y esté siempre amargao? ¿De qué? O uno u otros están equivocados. No lo entiendo. O hay delito o no lo hay.

Y teniendo en cuenta el carrerón de Blesa y la mierdecilla que le acompaña… ¿A quién se creen ustedes: a Silva o a Blesa? Los otros dos jueces, Eduardo Urbano y José María Santos Vijande, dice que Silva puso de manifiesto durante toda la investigación a Blesa «una voluntad persecutoria que compaginaba con la permanente limitación de sus posibilidades de defensa». O soy tonta de remate o esos dos jueces son o ciegos, o sordos, o tienen amistades profundas o … ya no entiendo los actos humanos. ¡Ja! Voluntad persecutoria, como si el inspector de hacienda, llegado a más por mérito de amistad, no hubiese dado motivos para meterlo en la cárcel de por vida; y lo de limitar su defensa… ¡Amos! Con lo «ganado» tiene para pagar a un regimiento de abogados. Y si además no existe eso de «instrucción prevaricadora», pues dos y dos son cuatro, aunque quieran que sea cinco. Como dice el refrán: Torrevieja, no es tan vieja; Guardamar, no guarda ná; y Santa Pola, no es tan santa, cuando en el cielo no está. Y yo añado LA JUSTICIA NO ES TAN JUSTA. ¿Dónde estaría yo si me descubren dinero negro? Pero yo no soy Blesa.

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