Carlos Mazón dimite como presidente de la Generalitat Valenciana

Publicidad

Carlos Mazón
Carlos Mazón

En su discurso, sin embargo, han quedado varias variables sin esclarecer, como si, finalmente, abandonará su escaño o sobre quién será el candidato a sucederle al frente del ejecutivo valenciano.

El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha anunciado su dimisión como presidente de la Generalitat en una declaración institucional ofrecida a primera hora de este lunes. Esta decisión llega tras un periodo de intensas negociaciones sobre las condiciones de su salida con la dirección nacional del Partido Popular, que durante este fin de semana ha estado negociando con el líder nacional del partido, Alberto Núñez Feijóo. Mazón ha justificado esta decisión ante la necesidad de contar con alguien «que impulse la tarea de recuperación, ajustada a la mayoría parlamentaria existente en Les Corts»; ya que él mismo, ha afirmado «ya no cuenta con esa fuerza». Y ha apelado a esa mayoría para elegir al nuevo presidente «con responsabilidad».

En su discurso, sin embargo, han quedado varias variables sin esclarecer, como si, finalmente, abandonará su escaño o sobre quién será el candidato a sucederle al frente del ejecutivo valenciano.

Durante su comparecencia, Mazón ha afirmado que ha hablado con el Rey Felipe VI, agradeciéndole el apoyo prestado durante este tiempo. También ha hecho balance sobre la reconstrucción de las zonas afectadas por la DANA, que hace ahora un año arrasó la provincia de Valencia. El jefe del Consell ha remarcado que toda esa labor «la han hecho solos, abandonados por el gobierno de Pedro Sánchez«, todo ello, ha apuntado, porque ·el gobierno quiso dejarnos solos por estrategia política». Una situación, ha remarcado, que ha provocado que «todo el Consell se haya volcado con Valencia, en todas sus competencias».

Mazón ha reconocido el «error» de no haber suspendido su comida en El Ventorro. Un hecho que, de haber conocido la magnitud de la tragedia, «hubiera cancelado de inmediato». Un hecho que lo ha convertido en «foco de críticas interesadas» por parte de la oposición. El jefe del Consell ha expresado que «estos meses han sido muy duros», y que «las víctimas tienen todo el derecho a expresarse».

En cualquier caso, y hasta que se designe a su sucesor, Mazón seguirá al frente del Consell, en funciones. La única certeza es que, de acuerdo con el Estatuto de Autonomía, ese período de interinidad tendrá una duración máxima de cinco meses. Durante este tiempo, el PP deberá elegir a su nuevo candidato, buscar el apoyo de Vox para que salga adelante, y convocar el Debate de Investidura. En caso de que esto no suceda, se disolverá la cámara y habrá elecciones autonómicas. Unos comicios que, en este supuesto, serían en mayo de 2026.

¿Quién sucederá a Mazón?

Una de las dudas que ha quedado sin resolver en el discurso ha sido la sucesión. Mazón ha apelado a la mayoría parlamentaria existente en Les Corts para que elija, siguiendo la voluntad de los valencianos, a un nuevo presidente que lidere con energías renovadas el proceso de reconstrucción y recuperación, así como la gestión de la Comunidad Valenciana.

Uno de los mejor situados en las quinielas sería Juanfran Pérez Llorca, actual secretario general del PPCV y portavoz del Grupo Popular en Les Corts. Hombre muy cercano a Mazón, con su apoyo busca con su nombramiento una vía de estabilidad y continudad que minimice las fracturas.

Otros nombres que se barajan para ocupar el Palau de la Generalitat incluyen a la alcaldesa de Valencia, Mª José Catalá, aunque el temor a perder la capital la aleja de esta posibilidad; y a Vicent Mompó, presidente de la Diputación de Valencia, y otro de los hombres de confianza de Mazón. Sin embargo, el que no sea diputado autonómico dificulta, a priori, sus opciones.

La designación de Pérez Llorca o de Catalá, que forman parte de la cámara autonómica, facilitaría un relevo institucional más rápido y sin la necesidad inmediata de convocar elecciones. Aunque eso sí, ahora la pelota recae sobre el tejado de Vox. La formación de Abascal tiene ahora, en su mano, decidir si apoya la propuesta o si, por el contrario, deja correr los plazos parlamentarios y fuerza una convocatoria electoral.