Por Mateo Marco Amorós
El próximo viernes siete de noviembre volveré a Bigastro. Confieso que respecto a Bigastro me cuesta decir volver, porque después de haber trabajado en el instituto de la población casi un cuarto de siglo, hasta mi jubilación, todavía no sé si me he ido. Creo que no. Porque cuesta irse de un lugar donde por el calor de sus gentes –buena gente– y por las vivencias compartidas, uno lo lleva dentro. Para siempre.
Porque mi experiencia feliz en Bigastro no sólo lo ha sido por la satisfacción de la docencia en el IES Paco Ruiz, lo ha sido también porque cupo la colaboración con los Auroros y con la Sociedad Unión Musical. Para un villenero amante de la música es un honor haber trabajado en Bigastro, donde la Música –con mayúscula– es seña de identidad; como ver que una de sus calles céntricas, una de las que nos llevan desde la calle Moreal a la plaza de la Constitución, es, pasando por la fachada del Ayuntamiento, travesía dedicada a Chapí, compositor nacido en Villena. Como para un villenero que aprecia la literatura y la historia, ha sido muy honroso trabajar en una localidad donde destacan, de ayer y hoy, historiadores y escritores de mucho talento. ¡Qué decir además, conociendo Bigastro, si mi bisabuelo se llamaba Joaquín, mi abuelo y mi padre también Joaquín y mi hermano y mi sobrino, Joaquín. Vamos, que vuelvo a Bigastro, pero creo que no vuelvo porque nunca me he ido.
Si vuelvo sin haberme marchado, vuelvo para presentar el libro 40 poemas y un corazón solitario de Paqui Rodríguez Extremera. Poemario que importa por su contenido: Donde el amor a personas próximas. Donde resuena la literatura infantil. Donde bellas postales de espacios vividos. Donde la denuncia contra la violencia de género. Donde el amor sin prejuicios. Donde las despedidas dolientes. Donde la libertad. Donde el homenaje a la noche. Donde un corazón solitario sí, pero arropado de querencias y fortalezas.
La presentación será en la Biblioteca Municipal de Bigastro, calle Acequia, el siete de noviembre a las siete. Allí estaré porque no me he ido.


