Magüi Mira: “La cultura no es un gasto, es una inversión, es patrimonio de un país”

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La actriz y directora de teatro, Magüi Mira, llega por primera vez al Teatro Municipal de Torrevieja con la obra “Molly Bloom”, que además de protagonizarla la dirige junto a Marta Torres. Esta es la segunda ocasión en la que la intérprete se pone en la piel de Molly. Ya lo hizo en 1980 y cuarenta dos años después vuelve a expresar en el escenario las reflexiones y los sueños de este personaje de la novela de James Joyce

Cuarenta y dos años después, Magüi Mira vuelve a interpretar al mítico personaje escrito por James Joyce, Molly Bloom. La actriz confiesa a Diario de la Vega que es una decisión que tomó asumiendo muchos riesgos pero con muchas ganas. Confiesa que es la primera vez que pisa el Teatro Municipal de Torrevieja al que tiene muchas ganas de conocer, y sobre todo, a su público. Y lo podrá hacer el sábado 9 de abril a las 20:00 h.

Tras una larguísima trayectoria como actriz y directora de teatro, Mira nos habla sobre la obra, sobre las confesiones de Molly Bloom que hoy en día coinciden con la de muchas mujeres, así como su visión del teatro, de la cultura y sobre la sociedad en la que vivimos.

Pregunta: ¿Cómo ha sido ponerse en la piel de este personaje tantos años después?

Magüi Mira: Muy interesante. Ha sido una decisión que he tomado con mucho riesgo porque este personaje de ficción está escrito por James Joyce. Si levantara cabeza y viera que está encarnado por una mujer en un escenario con un público, no sé qué pensaría porque lo escribió para una novela. Lo interpreté por primera vez hace cuarenta y dos años, el texto es el mismo y yo lo digo sin filtro, que es lo que pasa por mi cabeza, que es lo que pasa por mi cuerpo, son las emociones que me producen su texto. Y es un espectáculo, es un viaje para mí y para el público.

Ella transmite su pensamiento más íntimo y profundo. Y ese pensamiento que no contaríamos a nadie, transmite lo que piensa de sí misma, sobre las relaciones con los hombres, sobre su hija, el sexo, su profesión, la vida que ella vive como mujer casada. Ella percibe que el mundo está repartido injustamente entre hombres y mujeres, pero ella quiere vivirlo, tiene un pacto con la naturaleza, con la vida, es generosa, ella cree que muchos seguimos igual y yo también lo creo. Es una asignatura pendiente que tenemos hombres y mujeres para arreglarlo y construir una sociedad más justa y mejor para todos.

P: ¿Se ha sentido identificada con el personaje? ¿Lo hace el público?

M.M: Sí, hay tantas mujeres que por el hecho de ser madres y por tener una familia no están lo suficientemente apoyadas ni por el Gobierno, ni por la sociedad, y no pueden continuar una carrera profesional que las coloque de acuerdo con su talento. Hay mucho talento en las casas, en los dormitorios que no puede salir de ahí. Porque las mujeres somos las eternas cuidadoras y eso todavía no está resuelto. Si te hablo del tema de la sexualidad femenina, pasa lo mismo. Muchas mujeres se sienten insatisfechas con su vida sexual. Eso pasa por la cabeza de Molly y sigue pasando por la cabeza de muchas mujeres.

P: Cuando interpretó este papel por primera vez corrían otros tiempos, ¿cómo cree que ha cambiado el teatro? ¿Se está apostando por la cultura hoy en día?

M.M: Nunca. La cultura es la última de la fila. Pero para mí es la identidad de un país, es el derecho de cualquier ciudadano/a. Es el mejor antídoto para poder sobrellevar la vida que ahora es tan dura y cruda. Es la evasión, en la que podemos imaginar otros mundos que nos hagan volar, reír, llorar, que nos saquen de esta dureza tan grande. La cultura alimenta, no es un gasto, es una inversión, es patrimonio de un país.

P: Además de ser la protagonista de la obra, hace también de directora junto a Marta Torres. ¿De qué disfruta más interpretar ante el público o dirigir una obra de teatro?

M.M: Son cosas muy distintas. Estar en contacto directo con el espectador/a es un privilegio, contar una historia como tú la sientes, como tú la entiendes, con mi cuerpo y mis tripas de mujer. Está muy bien que los hombres cuenten sus historias pero estaría muy bien que las mujeres también lo hicieran. Yo interpreto un papel escrito por un hombre y es algo que me fascina porque él tiene consciencia de la condición femenina. Y hace cien años él sabía que la mujer no estaba en una sociedad justa.

P: ¿Cree que ahora hay más espacio para mujeres directoras?

M.M: Sí, lo dicen las estadísticas. Ha sido complicado conseguir mi sitio, el respeto a una mujer profesional dirigiendo equipos generalmente de hombres. Estamos avanzando muchísimo aunque todavía no hemos llegado al paisaje que queremos. Todavía es un 30% de mujeres que están trabajando en este terreno escénico. Nos queda mucho territorio en el que situarnos. No me gusta la palabra ganar, no es una guerra de sexos, es algo que va de seres humanos, entre todos hemos de construir un mundo mejor, una sociedad más justa.

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