Por Mateo Marco Amorós
Treinta y siete años pisando como profesor un aula de instituto, pronto aprendí que lo mejor era no desvelar de qué equipo de fútbol era, sobre todo si se trataba ser de un equipo puntero. Que si del Athletic de Bilbao, el equipo de mi padre y por el que sigo teniendo pasión. O del Real Madrid, el equipo de muchos amigos. O del Barça donde no menos amistades. O del Atlético de Madrid.
De este último –cosas que no se olvidan de la infancia porque quedan muy marcadas– aún me duele el gol que Georg Schwarzenbeck, alias «Katsche», le metió al equipo colchonero en el último minuto de la prórroga un quince de mayo de 1974. Día de San Isidro para más inri de los atléticos madrileños. Un chutazo imparable desde lejos del área que entró raso pegado al poste, logrando el empate el Bayern de Múnich, provocando una nueva final donde el Atlético sería derrotado. Nueva final porque entonces no era lo de los penaltis.
Apuntado lo anterior, cuando algún alumno me preguntaba de qué equipo era –que es lo primero que a principio de curso algunos alumnos preguntan– evitando desvelar mi filia por cualquiera de los clubes famosos, guardaba silencio. Sobre todo por imposibilitar posibles chanzas postpartido. Mas ante lo inverosímil a ojos adolescentes de no tener uno un equipo de fútbol favorito, incredulidad que solía provocar cierta algarabía, decidí buscar como respuesta evasiva un club que pasara desapercibido.
La escapatoria, preciosa, me la proporcionó un compañero de trabajo en el IES Paco Ruiz de Bigastro, el Maestro don José Fernández Rodríguez que natural de Los Espejos de la Reina, provincia de León, es seguidor de la Cultural y Deportiva Leonesa. ¡Eureka!, no sólo me resultaba útil ese equipo, sino que también me encantaba y me encanta la rimbombancia del nombre. Como la romántica acepción de «cultural y deportiva». Así que, respondiendo con firmeza, decidí ser de la Cultural. De la Cultu. Que si ayer por pragmatismo hoy, con el tiempo, por simpatía y verdadera querencia. Y… Y peleando esta temporada en segunda, ¡aúpa Cultural! ¡Aúpa Cultu!





