Balthus en el Thyssen

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Mateo Marco Amorós /A cara descubierta

Si no somos capaces de diferenciar entre sensualidad y pornografía, no sabemos ver entre sexo y seso. Confundiendo formas, confundimos órganos. El primero, funcional; el segundo, funcional y emocional. Si no somos capaces, estamos perdidos. Así nos va.

Cuando con la excusa de abrir un debate sobre la cosificación del cuerpo femenino descolgaron en la Machester Art Gallery el cuadro de Waterhouse «Hilas y las ninfas», ya dijimos –y lamentamos– la tontuna a la que hemos llegado. Y argumentamos que de mirar el libro de «Historia del Arte» que nos ocupó en COU, hoy segundo de Bachillerato, con los ojos neopuritanos que aplaudían la retirada del cuadro y por ende arrancar las hojas en las que cabría sospechar «cosificación» del cuerpo –femenino o masculino–, nos quedaríamos sin libro. Igualmente con algunas obras de Balthus. Que desde el diecinueve de febrero al veintiséis de mayo, se exponen el Thyssen madrileño. Por ejemplo la titulada «Thérèse soñando».

En 2017, en Estados Unidos, recogieron miles de firmas para que el MET, Museo Metropolitano de Nueva York, retirara o contextualizara ese cuadro, obra de 1938. Afortunadamente el MET no cedió a las presiones. Como espero que no ceda, si las hubiera, el Thyssen. En primer lugar porque ya tengo las entradas y, sobre todo, porque aumentaría mi convicción de que no cabe más tanta necedad. Si tuviera que pasar por el cedazo de mis prejuicios –que los tengo– a creadores y creaciones artísticas, literarias, musicales… Me perdería demasiado. Y no estoy dispuesto a perderme emociones ni a dejar de espolear mis sensibilidades.

Y hoy concretamente estoy deseando terminar de escribir para, como «Thérèse soñando», recostarme sobre la silla en la que trabajo, los ojos cerrados, mis manos sobre mi cabeza arqueando los brazos, despreocupado totalmente de todo, una pierna en el suelo, la otra sobre un taburete. Sentir frescor y escuchar los lamidos de un gato que no tengo. A diferencia de Balthus no me llevo bien con los gatos. Un gato blanco que lame un plato blanco. No me preocupa el desorden de la estancia. Sueño. Relajadamente sueño. Plácido, feliz, desinhibido, sueño.

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