El porvenir

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Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro

Joaquín Marín / Fotografía

A raíz del título genérico de nuestra nueva columna, «Nostalgia de futuro», algunos nos han comentado que nostalgia y futuro son términos que se contradicen porque es imposible añorar lo que no ha sido. No les falta lógica atendiendo ese razonamiento. Porque si algo no ha sido, no puede ser con melancolías requerido. Pero nuestra nostalgia de futuro se fundamenta en el deseo de que el porvenir sea mejor que lo presente. ¿Una utopía?…

Utopía es un concepto que no nos gusta si lo definimos como sinónimo de irrealizable, o sueño difícilmente realizable. Preferimos entender utopía como lo que determina el futuro que queremos deseando que sea mejor. Y si meta, también a su vez punto de partida para nuevas utopías viables.

Sí, esperamos con optimismo el porvenir porque lo pretendemos mejor. Así nuestra nostalgia de futuro, ese futuro que atisbábamos en nuestra infancia, creciendo. Futuro percibido y deseado con ojos de niño en el que, a pesar de tener entonces un miedo atroz a la muerte, iban a desaparecer los males del mundo que nos dolían. Esa es la nostalgia que ahora nos mueve para escribir, mirando con confianza el mañana, denunciando las miserias del hoy, riéndonos y maldiciendo nuestras hipocresías, aprovechando lecciones del pasado si vienen al caso. Pero todo con miras a ese mañana alimentado de ilusiones que nos mueven día a día para seguir viviendo.

También, a raíz del título de estas columnas, tomado en nuestro caso de unas memorias de Julio Anguita, como asimismo reconocimos que hay dos poemarios así titulados, el amigo Antonio Egiziano, tan atento como generoso –y exigente– con mis escritos, cosa que agradezco, nos apunta que Erich von Däniken tiene un libro titulado «Recuerdos del futuro» y también que Isaac Asimov otro que dice «Nostalgia del futuro». Al margen de la literatura extraterrestre de Däniken, al cabo Asimov nos enseñó a mirar con confianza el porvenir, lástima que éste no esté siendo, en todo, lo bueno que él vislumbró. Por esto nuestra nostalgia. Para que desde la añoranza de lo que podría ser mejor, sea mejor. Para que queramos que sea.

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