La Santa Cena y El Lavatorio ponen la guinda al Miércoles Santo de Orihuela

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La procesión sobresalió por su gran participación y por la emoción y fervor que despertaron los pasos entre el público

Cuando uno piensa en el día grande de la Semana Santa de Orihuela, es inevitable que nuestra mente nos lleve a la tarde del Viernes Santo, a la Procesión General. Sin embargo, si hay una jornada que puede disputarle ese título, ese es el Miércoles Santo. Un día muy señalado en el calendario cofrade oriolano, cuyo broche de oro se encarga de poner, como viene siendo tradicional, el cortejo procesional de las cofradías de la Santa Cena y El Lavatorio, dos de las agrupaciones pasionales más emblemáticas de la capital de la Vega Baja.

Abrió la procesión la Convocatoria, con sus característicos toques, llamando al pueblo a contemplar una verdadera lección de arte y catequesis. Tras ellos, las vestas blancas y rojas  de la Santa Cena se abrieron camino por las calles bajo su estandarte, portado elegantemente por Francisco Javier Ruiz García. El trono-insignia acompañó al nutrido pelotón infantil, seña de identidad de la Semana Santa oriolana, y que demuestra que el futuro de las procesiones está más que garantizado.

Dos filas de cirios iluminaron el camino a la reina de los cielos, a Nuestra Señora de los Ángeles. Una obra de gran belleza, realizada por Valentín García Quinto en 1993, que es hermosa desde donde la mires. De un lado o de otro. De frente o de perfil, su dulzura es inmensa, serenando los corazones más atribulados. Una imagen bajo palio, uno de los tres de los que podemos disfrutar en Orihuela, y que tanta devoción despierta.

Tras ella, el paso titular. Escoltado por decenas de nazarenos alumbrantes, se observó la Santa Cena, obra cumbre del escultor valenciano Enrique Galarza en 1944. Un paso que impresiona por sus dimensiones, y también por su gran expresividad. La mirada compasiva del Cristo solo es comparable con la maldad reflejada en el rostro de Judas, que disimuladamente esconde las monedas de la traición.

De repente, una marea de nazarenos de blanco y azul toma las calles de Orihuela. Como una marea purificadora, la Cofradía de El Lavatorio llena todos los rincones del casco urbano oriolano. Una de las agrupaciones pasionales más numerosas de nuestra Semana Santa, en la que cientos de niños conforman un pelotón infantil, custodiado por el trono-insignia, que se desborda como un río cargado, inundando los corazones de fe y esperanza.

El olor a incienso se entremezcla con el del azahar. El sonido de las cornetas marca el paso de las oraciones de los fieles, arrepentidos por sus pecados, como San Pedro. Una obra de arte, realizada por Francisco Salzillo en 1759, que refleja su grandeza en su sencillez. Un hombre arrodillado, con su alma abierta en canal, clama el perdón de Dios por haber negado al maestro. En su angustia refleja su sinceridad. Pero en el fondo de esos ojos vidriosos, se refleja la esperanza.

Con una dulce cadencia, como si más que caminar, levitara, se acerca. Todos la esperan. La Madre de Dios, nuestra Esperanza, anhelo de la humanidad. Bajo su manto verde nos cobija. Bajo su palio, nos aguarda. Bajo sus manos, nos recoge. Todos se levantan. Orihuela, a sus pies, le muestra sus respetos. Sus pilares cargan con la Esperanza de un pueblo, y lo saben, y la llevan como la joya delicada que es. Una imagen, que cumple en este 2025 su treinta aniversario, que es de todos. Porque todos siguen confiando en la Esperanza, porque Dios nunca defrauda.

Cierra el cortejo el paso titular. Una joya de Francisco Salzillo, realizada en 1758, en la que Jesús lava los pies al Príncipe de los Apóstoles. Porque nadie está por encima de nadie, porque todos somos iguales, hijos de Dios. Dos figuras de vestir, tan expresivas, que parece que mantienen una conversación. Una escena rematada en un trono de V. Gómiz que corona un paso crucial en eje cronológico de la Pasión.

El broche de oro lo puso la Centuria Romana de Nuestro Padre Jesús Nazareno – ‘Los Armaos’, que en esta ocasión comparten paso con la Centuria Romana de la Real Cofradía de El Lavatorio, legado imborrable que nos dejó el recordado Julio Sabuco. Dos agrupaciones que engrandecen nuestra Semana Santa.

Puedes ver el vídeo de la Procesión de las cofradías de la Santa Cena y El Lavatorio aquí:

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