Robo de joyas valoradas en 40.000 euros en Orihuela cometido por el yerno de la víctima

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El hombre, de 37 años, aprovechó el ingreso hospitalario de su suegra para sustraer las piezas escondidas en un joyero oculto y venderlas

Una mujer de 68 años denunció ante la Policía la desaparición de sus joyas, valoradas en unos 40.000 euros, tras descubrir que habían sido sustraídas del interior de su vivienda. El presunto autor del robo resultó ser su yerno, un hombre de 37 años con problemas de drogadicción, quien finalmente confesó el delito a sus familiares alegando que lo hizo debido al síndrome de abstinencia que padecía.

Los hechos se conocieron cuando la víctima, junto a su marido, acudió a las dependencias policiales para denunciar el robo. La mujer explicó que al abrir su joyero —que se encontraba oculto en un pilar dentro de una habitación tipo biblioteca— se percató de la falta de numerosas piezas. El escondite, que contaba con un torno oculto y era de difícil acceso, no mostraba signos de fuerza ni de manipulación externa.

Durante las investigaciones, la Policía comprobó que solo habían accedido a la vivienda los familiares más cercanos: las dos hijas de la mujer, el marido, la pareja de una de las hijas (posteriormente identificado como el autor) y una trabajadora del hogar.

Tras realizar gestiones con empresas de compra y venta de oro, los agentes descubrieron que el yerno había vendido una gran cantidad de joyas. En las tiendas se recabó información, documentación de las operaciones y fotografías de las piezas, las cuales fueron reconocidas por la víctima como parte de las que le habían sustraído.

El robo se habría producido mientras la mujer estaba ingresada en el hospital tras sufrir un infarto. Durante ese tiempo, sus hijas y el yerno permanecieron en la vivienda, y fue entonces cuando el hombre descubrió el lugar donde se guardaban las joyas. En una de las noches que se quedó a dormir en la casa, sustrajo las 22 piezas y posteriormente las vendió por unos 10.500 euros, una cantidad muy inferior a su valor real.

La investigación policial permitió esclarecer los hechos y recuperar la documentación de las transacciones, aunque las joyas ya habían sido fundidas, lo que impidió su recuperación material. Además, se descubrió que tres de los lotes vendidos pertenecían a la pareja del autor, hija de la víctima.

El robo no solo supuso una pérdida económica considerable para la familia, sino también un daño emocional, dado el valor sentimental de las piezas, heredadas a lo largo de los años.

El autor del robo contaba con antecedentes tanto con la Policía Nacional como con la Guardia Civil por otros hechos previos.