Los padres y madres del CEIP Miguel Hernández denuncian el estado de las aulas ante la falta de mantenimiento

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Algunas aulas presentan humedades con moho, pasillos con goteras, muros, cristales y escalones rotos que pueden provocar caídas así como la mitad de los aseos imposibilitados para su uso

 

Apenas hace 15 años que se inauguró la ampliación del CEIP Miguel Hernández, por lo que sorprende mucho su estado actual. Los padres y madres del centro han dicho basta y aseguran que no están dispuestos a aguantar ni un minuto más sin que se actúe en él, sobre todo porque la salud de sus hijos está en peligro, ya que el aula CYL y el pasillo de los alumnos de Infantil están llenos de moho por las humedades provocadas por las goteras.

El mantenimiento de los centros escolares depende del Ayuntamiento de Orihuela, pero denuncian que «llevan más de un año escudándose en que no pueden realizar ningún gasto porque hay que adjudicar un contrato único para actuar en todos los centros escolares del municipio». La junta directiva del AMPA expone que esta «dejadez absoluta» por parte del Consistorio ha llevado consigo que la puerta principal del Miguel Hernández lleve un año cerrada porque se le averió el motor. “Ahora, se está abriendo de forma manual menos de un tercio porque es imposible hacerlo totalmente por lo que pesa, pero no es la solución porque hay falta de seguridad y riesgo de que se pueda escapar algún alumno, así como no permite una eficiente evacuación del centro en caso de que se produjera una situación de alarma”, indican.

Asimismo, el AMPA lamenta el mal estado en el que se encuentran muchas de las infraestructuras. Es fácil ver muros, paredes y escalones rotos que pueden provocar lesiones en los alumnos si se produce una caída. También, hace proclive el accidente que no hayan arrancado del suelo las fijaciones de hierro de una antigua verja que había en uno de los patios.

No hay que buscar mucho para ver las deficiencias y el consiguiente peligro para los más pequeños. En Infantil, donde hay niños de 2 a 5 años, se puede observar el cristal agrietado de una de las puertas, los lavabos sueltos de la pared y no se pueden poner todos de acuerdo para ir al aseo, ya que la mitad de ellos no funciona, la mayoría por tener destrozados los pulsadores. El aula de música tiene las puertas que dan pena al margen de que dejan todo su peso en el suelo al haberse caído algunas bisagras.

Mención aparte merece la zona exterior del centro. Desde hace meses, se está esperando que se instale una verja que fue arrancada por la caída de un árbol y también el tiempo pasa lento para que reparen un muro que embistió un vehículo cuyo seguro ya ha ingresado en el Ayuntamiento el coste de la reparación, pero, hasta la fecha, ese dinero no sabemos dónde está. En ese haber no se ha utilizado, matiza la junta directiva del AMPA.

Desde el AMPA que hagan todo lo necesario para llevar a cabo una rápida intervención porque, vuelven a incidir, “está en riesgo la seguridad y la salud de nuestros hijos y eso no lo vamos a permitir”. Si los problemas persisten, no descartan otras medidas de presión hasta conseguir su objetivo: que sus hijos puedan ir al colegio y desarrollar su labor estudiantil en las mejores condiciones posibles, en condiciones de normalidad.

 

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