Aire

Publicidad

Mateo Marco Amorós / Bardomeras y Meandros

Joaquín Marín / Fotografía

Dice el estribillo de una enigmática canción de Mecano: «Aire, soñé por un momento que era aire. / Oxígeno, nitrógeno y argón / sin forma definida, ni color. / Fui aire, volador.»

En estos días de internado necesito respirar. Necesito aire. Como no tengo perro me atiborro a bocanadas al sacar la basura. O asomándome a la terraza. Donde emocionan los aplausos. Como emociona el canto de la Pasión que algunos vecinos han hecho sonar en altavoces. Como si los cantores circularan por las calles cumpliendo la tradición. Calles ahora prohibidas. Oscuras en soledad. «Aire, soñé por un momento que era aire…» Y, recluido, se me ha hecho más intensa la añoranza del frío de las mañanas en mi Villena natal. Ese frío intenso en el invierno camino del instituto. Acompañado de mis amigos José Fernando Mateo Azorín y Pascual Ribera Hurtado. José Fernando venía a mi casa y juntos pasábamos a recoger a Pascual. También, según tomáramos un camino u otro, ya casi en el instituto, buscábamos a Pepe Micó, José Micó Martínez.

Camino del instituto, aquellas mañanas, generaciones y generaciones, sobre campos abandonados labramos sendas por donde ahora hay urbanización. Éxodos diarios de juventud. Carteras, libros, carpetas… Ir al instituto andando era un paseo donde encontrarte además con quien te enamorabas. Un paseo lleno de futuros. Todo proyectos. Pisando en invierno charcos helados. Y ya no sé si lo que echo de menos es el frío o aquellos tiempos. La satisfacción de cursos cumplidos. Cuando veo la cara de mis alumnos en junio descubro en su cara mis recuerdos. Reconociendo al alumno que fui. Añorando el caminar.

Encerrado me han venido aquellas mañanas de interior. En especial las de invierno. Y el final de curso. Pero sobre todo aquellas mañanas. Y de rebote, añorando madrugadas en mi ciudad, las previas a las fiestas de septiembre. Mañanas frescas, acudiendo temprano a la novena de la Virgen. Y también, próxima la Semana Santa, azuzada aquí y ahora por esos ecos nocturnos de los cantos de la Pasión, la mañana del Encuentro en Villena. El Cristo. La Virgen. Palomas volando y… Aire. Aire. Aire.

Sé el primero en comentar

Deja tu comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*