Cultura del esfuerzo

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Mateo Marco Amorós / A cara descubierta

Joaquín Marín / Fotografía

En la Enseñanza, en estos años desnortados de reforma de la reforma de las reformas, hemos hablado necesariamente de la cultura del esfuerzo. Algunas propuestas educativas, algunos proyectos didácticos, olvidan la necesidad de esforzarse para aprender. Como si por ciencia infusa, o solo jugando, se aprendiera lo que importa saber para que una persona pueda discernir en adelante con argumentos, con criterio, con libertad. Para que una persona pueda lograr ese aprender a aprender que pretende una de las competencias básicas de ahora.

Aprendizaje lúdico o lúdrico nos exigen. De acuerdo. Pero nos lo exigen empobreciendo el adjetivo, relacionándolo en exclusiva con el juego. Lúdico o lúdicro (del latín ludus y ludicrus respectivamente) también puede ser entretenido, placentero, divertido, ameno. Como el juego, sí. Pero lo entretenido, lo placentero, lo divertido y ameno no sólo se consigue jugando. Leer un libro –sirva de ejemplo– es un placer; pero exige esfuerzos: Dejar el móvil, apagar el televisor, concentrarse en la lectura…

Todo aprendizaje demanda trabajo y constancia. Superar dificultades que se presentan y no derrotarnos a la primera de cambio. Batallar desde la confianza firme de que todo trabajo, tarde o temprano, reporta sus frutos. Que la constancia siempre tiene, tarde o temprano, su recompensa.

Pero llevamos un tiempo descubriendo que no todo el mundo se esfuerza para conseguir lo que otros han conseguido tras mucho tesón. Másteres que no se cursan mas que abonando –o a saber si ni abonando– su precio. Doctorados cum laude trufados al corta y pega, sin citar siquiera las fuentes. Convalidaciones de asignaturas y títulos graciosas, dignas del surrealismo o del milagro… Todo para engordar los currículos de gentes que se han dedicado a otra cosa, principalmente a la cosa pública. A la política. Por lo que el escándalo es vergonzoso. Porque si falsean aquellos que tienen que dar ejemplo, la sociedad se corrompe. Porque díganme: A ver cómo mañana aconsejo a nuestros alumnos que es fundamental citar las fuentes que hemos utilizado para nuestro trabajo. O que deben poner un poco más de empeño y perseverancia en sus tareas. Cultura del esfuerzo. Del esfuerzo.

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