Los otros turistas

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Mateo Marco Amorós / Bardomeras y meandros

Joaquín Marín / Fotografía

Procedentes en su mayoría de países terceros, extracomunitarios, como matute de contrabando –o polizones–, otros turistas se cuelan invisibles y sin pasaporte en España. Desenmascarados, los nombres comunes de algunos denuncian su procedencia. Amantes la mayoría del clima tropical, se acomodan ahora en espacios que antes les resultaban hostiles, instalándose cómodamente en nuestras latitudes que decimos templadas; arraigando, en la actualidad y a saber, por el palmario calentamiento global que dicen. Morando en nuestras geografías «como Pedro por su casa». Y son nocivos. Muy nocivos.

Desde mediados del siglo pasado, siendo descubiertos, las autoridades responsables han censado por lo menos medio centenar de grupos, si no más, de estos turistas que prolíficos y apasionados del vivac, harto perniciosos, escampan y arramblan campos, bosques, parques y jardines. Unos con afanes vandálicos sólo causan daños estéticos deteriorando flores, hojas y frutos; pero otros, con empeño asesino y necrótico, quitan la vida vegetal minando o aserrando el vigor, debilitando a los árboles y plantas ya por la raíz, ya por los tallos, ya por las hojas. No pocos, como auténticos polífagos, son insaciables. Y por desgracia la evidencia de sus menoscabos se revela cuando es demasiado tarde para poner remedio.

Ellos son, sirvan de ejemplo: Ácaro del champiñón. Ácaro rojo de los cítricos. Araña roja. Avispilla del castaño. Cochinilla cerosa de Florida. Cochinilla del laurel. Drosofila de alas manchadas. Escarabajo Khapra. Grafolita molesta o polilla oriental del melocotonero. Mariposa de los geranios. Minador de las hojas. Minadora sudafricana del clavel. Minador sudamericano. Mosca blanca algodonosa. Mosca blanca del tabaco. Oruga del boj. Picudo de la palmera. Piojo rojo de California. Polilla del tomate. Polilla guatemalteca. Pulgón de la madera del ciruelo. Pulgón de los cedros. Pulguillas de la patata. Tigre del plátano. Trips o mosca blanca. Tuta absoluta. Xylella fastidiosa… Nombres, algunos, que evidencian su carácter currante como constructores de galerías. Los nombres científicos nos parecen enigmáticos porque, ¡qué desatre!, ignoramos griego y latín.

Nombres, incluso poéticos, que resultan todo un poema –por fuera de lugar– para los agricultores, como pingüe negocio para productores y operadores de medios de defensa fitosanitarios. ¡Menudos bichos!

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