¡Necesitamos ayuda económica, ya!

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Miguel Ángel Robles en una imagen de archivo

Miguel Ángel Robles / Plataforma de Docentes por la Libertad Lingüística

La Plataforma de Docentes por la Libertad Lingüística y las AMPAS VEGA BAJA necesitan tu ayuda, la que sea, para poder presentar los recursos contenciosos contra el gobierno valenciano que ha impuesto de manera fraudulenta una ley cuyo objetivo final es la inmersión obligatoria de todos los habitantes de esta comunidad, la sustitución del español por un monolingüismo en valenciano y la exclusión de este de los ámbitos educativos, legislativos, administrativos o, incluso, comerciales o puramente privados. Si hablamos español, ya nos lo dicen ellos, estamos en inferioridad de derechos; somos ciudadanos de tercera…y además es culpa nuestra. Lo peor es que hemos aceptado esta premisa autoritaria y de tintes supremacistas, lo hemos hecho aun siendo la mayoría, pues aproximadamente el 70% de los que habitamos esta comunidad tenemos como lengua materna el español. Una lengua sin importancia que solo nos sirve para comunicarnos con casi toda Sudamérica, gran parte de Estados Unidos, Guinea Ecuatorial e incluso, me parece, en España.

El español no es el castellano, aunque pueda denominarse así por su origen, es el idioma de países hermanos como la Colombia de Gabo o el México de Octavio Paz, la Cuba de Cabrera Infante  o la Venezuela de Pietri, la Argentina de Borges, el  Paraguay de Roa Bastos o el Perú de Vargas LLosa. Es la lengua común de todos los españoles, de todos. Y es un recurso cultural y económico de primer orden. Nuestras autoridades autonómicas han decidido que debe postergarse de las aulas y de todos los sitios que ellos, con nuestro dinero, puedan manejar; quieren multar a los comercios que rotulen sus negocios en español, como sucede en Cataluña.

Son claramente intervencionistas, husmean en nuestras vidas y castigan las decisiones privadas que tomamos libremente porque no les gustan en su delirio por construir una sociedad a su imagen y semejanza. Estas ideas tienen costes, algunos muy dolorosos, no podemos olvidar que en el País Vasco la fiebre identitaria se llevó por delante cerca de mil muertos de toda España y centenares de miles de exiliados que huyeron del terror, el impuesto revolucionario y la exclusión social. En Cataluña vemos el deterioro económico, la ruptura social y el clima de agitación y violencia que conlleva la permanente imposición y el adoctrinamiento; ya no es posible estudiar allí en español ni en Baleares ni prácticamente en Galicia. ¿Queremos eso? ¿Aquí no va a pasar? Tus hijos ya no pueden estudiar en español –su lengua materna-todas las asignaturas, como recomiendan los organismos internacionales que se ocupan del bienestar de la infancia. Dentro de poco la lengua de sus padres y abuelos será residual para satisfacer los anhelos identitarios de unos políticos que nos niegan, ellos sí, el derecho a elegir.

Y esto es muy caro, cuesta mucho cambiar las costumbres de la gente (no se te olvide, nosotros somos la gente), violentar su forma de ser, sus elecciones naturales. Para convencernos de que somos anormales y deben “normalizarnos”, por nuestro bien, claro, hay que gastar mucho dinero en propaganda, en falsificar la historia, en crear obstáculos como el requisito lingüístico que te cierren puertas, en hacer programas y difundir contenidos que nos dejen como trogloditas pendientes de civilizar o como irredentos irrecuperables que se niegan a homologarse en ese sentimiento nacional en el que la lengua es la expresión de “un poble”.

Si no hablas valenciano no eres buen valenciano y por tanto tienes menos derechos aunque pagues los mismos tributos. Recuerda, las lenguas no tienen derechos, tú sí; los territorios no hablan, las personas sí.

Estamos en un proceso de CONSTRUCCIÓN NACIONAL semejante al catalán en el que la educación es un apartado fundamental y a través ella se busca la erradicación del español para aculturizarnos y hacernos maleables y dóciles a sus propuestas. La asociación Impulso Ciudadano ha cuantificado el gasto desorbitado que emplea el gobierno catalán en forjar una sociedad uniforme y pastueña al servicio del ideal nacionalista, dividiendo los gastos en ocho partidas sin contar los desembolsos semejantes de ayuntamientos o diputaciones; abarca exclusivamente programas de la Generalitat identificables, quedando fuera políticas similares de las diputaciones y ayuntamientos, clasificados así: 1-Política lingüística. 2-Por la cultura hacia la Nación. 3-Laboratorios de pensamiento nacionalista. 4-Síndic de Greuges. 5-Propaganda y doctrina en TV y radio públicas. 6-Forjando independencia con las TIC. 7-Nacionalismo ‘sin fronteras’. DIPLOCAT. 8-Ciberseguridad exclusiva. Todo este festival, con sus altos cargos, cargos medios y mamporreros que cobran de él a costa de ti, está cuantificado por  Francesc Trillas, secretario de Economía y Hacienda del Partido Socialista de Cataluña, en 1.100 millones anuales de  gastos innecesarios en entes públicos, altos cargos, duplicidades, subvenciones y organismos con alto componente propagandístico. A este derroche nos lleva Ximo Puig, El Conqueridor, y para ello utiliza a nuestros hijos como conejillos de indias. Tu aportación puede evitarlo.

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