Sobre-sueldos, besos y romances políticos

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Karlos Bernabé
Concejal de Cambiemos Orihuela 

El valor de un beso cambia según quiénes lo compartan. El roce liviano entre los labios de un niño y la mejilla de un anciano, y casi desconocido familiar, no es comparable al húmedo beso que dos jóvenes se regalan furtivamente como antesala de una entrega mayor. Ambos son besos, pero ambos, a su vez, simbolizan algo diferente. Algo similar sucede en política, puesto que los acercamientos y complicidades entre diferentes grupos, deben analizarse según quiénes son y dónde están. Por ello, el pre-pacto entre PP y C’s se puede entender como un primer acuerdo entre dos partidos  ideológicamente tan próximos, que todo apunta a romance político.

Acordar una subida de salarios políticos en un contexto de pobreza creciente y austeridad social significa que ambos entienden la política como una carrera profesional al uso y no como un servicio público ligado a las condiciones de la ciudadanía. Así, mientras apoyan la moderación salarial y políticas de austeridad, toleran el uso de las instituciones públicas para adquirir un nivel de vida muy superior al de la gente. Valga como muestra que el salario anual más frecuente en España es de 15.500 , o que el salario mínimo interprofesional (648,60mensuales) tuvo un último incremento de un irrisorio 0,5 %. Las retribuciones para los cargos públicos no se deben a que estos sean expertos gestores que asumen, como le gusta decir al Alcalde, una gran responsabilidad. Más bien es fruto de una lucha histórica para que las instituciones puedan ser ocupadas por sencillas gentes de bien, y no sólo por gente de bienes. Si ciertas labores políticas no tuviesen remuneración, serían monopolizadas por potentados capaces de vivir de rentas o inversiones. No obstante, ello no puede utilizarse como subterfugio para crear una «clase política» cuyo nivel de vida se eleve por encima de la población que dice representar. La propuesta de incremento salarial para gobernantes defendida por el PP entronca con lo que nuestra compañera Marta Guillén denunció como austeridad ajena: sacrificios y recortes, sí, pero para los demás. Por tanto, debatir lo que debe ganar un alcalde no es demagogia, sino democracia, matiz semántico que algunos debieran revisar.

Asimismo, las retribuciones de la oposición reflejan un alarmante défícit democrático. El partido Ciudadanos, con 3 concejales, recibe exactamente las mismas remuneraciones que PSOE, con 8. Mientras tanto, en Cambiemos Orihuela, quizá debido a nuestro carácter irreverente, poco dado a rendir pleitesía, sufrimos un correctivo, como si de un niño díscolo nos tratásemos: una remuneración parcial cuyo valor es más de 4.000inferior que las dedicaciones de Ciudadanos o PSOE. En cualquier caso, no nos quejamos de nuestra humilde retribución. Al contrario, le damos la bienvenida, pero nos preguntamos por qué esa austeridad no se aplica al PP o a Ciudadanos. La justificación en base al número de concejales es absurda, puesto que la desproporción es descarada.  Además, las remuneraciones a la oposición se otorgan para ejercer una labor, la cual no tiene mayor o menor valor en función del número de votos o concejales. Cuando dos partidos tienen diferente número de ediles se puede tolerar que, el mayor, tenga más remuneraciones, pero que el valor de las mismas sea diferente es absolutamente intolerable.  Por otra parte, justificar el mimo a C’s en base a su actitud colaborativa es tanto como decir que merece ser mejor tratado el partido que más se pliegue al partido gobernante. Llamar a esto cacicada no sería excesivo. En democracia, tan necesaria es la labor del gobierno como la de quienes lo cuestionan y defienden alternativas.  Sea como sea, vistos los salarios, pareciera que el PP tiene, o bien un serio déficit en matemáticas, o bien en cultura democrática. Tienen suerte de que en Cambiemos Orihuela sí creamos de verdad en la educación pública, por lo que les ofrecemos clases particulares gratuitas de ambas materias. Eso sí,  los  materiales y el refrigerio, lo pagan ellos.

No obstante, trajamos en positivo. Así, elevamos al Pleno una contrapropuesta de salarios que suponía un ahorro anual superior a 200.000 . Enmienda especialmente criticada por el líder de Ciudadanos. Este alegaba haber defendido, en la negociación con el alcalde, los intereses de su partido, y nos recriminaba no haber hecho lo propio. Por lo visto, somos algo más ingenuos al no defender sólo el beneficio de nuestro grupo, sino un trato justo a todas las fuerzas que, ademas, fuera respetuoso con la realidad social del país. Juan Ignacio defendía los intereses de Ciudadanos; nosotras de los ciudadanos, una sola palabra que refleja un abismo. De hecho, nuestra enmienda preveía para Cambiemos una remuneración casi igual que en la propuesta del gobierno. Eso sí, rebajábamos el trato preferente que recibían tanto el PP como Ciudadanos. Asimismo, López-Bas ironizaba con nuestra enmienda a cuenta de que reconocíamos la figura de los asesores, señalando una supuesta incongruencia. Supongo que debió andar falto de tiempo para leer nuestro programa electoral en campaña, ocupado como estaba en organizar barbacoas y fletar autobuses gratuitos pagados no se sabe por quién. Cambiemos Orihuela no renegaba de la posibilidad de contratar personal técnico de confianza, sino de los criterios sobre los que se hacía. Por eso, tanto nuestra enmienda como nuestro programa, hablaban de asesorescontratados por obra y servicio, con currículum público y limitando su número máximo. Todo ello para que tanto gobierno como oposición pudieran utilizar esta figura sin caer en clientelismo político.

En cualquier caso, este primer acuerdo entre PP y C’s tiene, al menos, algo positivo: se desmontan dos grandes falacias. Queda claro que, al igual que no hay diferencias significativas entre CLr y C’s, tampoco la hay entre el PP de Ferrando, Barberá o Fabra, y el actual. Caen los mitos de las falsas renovaciones. Partido Popular y C’s, como era de esperar, ya se han dado su primer beso, pero quizá sea sólo el primero de una larga y obscena relación.

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