La Guardia Civil precinta en Torrevieja dos locales que no tenían permitida su apertura

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En uno de ellos se incautaron varias dosis de cocaína y de viagra. El otro local era un gimnasio que mantenía su actividad a puerta cerrada

La Guardia Civil ha detenido a una mujer de 18 años, nacional de la República Dominicana, como presunta autora de un delito de tráfico de drogas, que realizaba en un local abierto al público. También ha investigado a un hombre, español de 40, por un presunto delito de desobediencia grave a la autoridad, por tener abierto al público un gimnasio.

Como consecuencia de las actuaciones que está llevando a cabo la Guardia Civil para asegurar el cumplimiento del R.D. 463/2020 que decreta el Estado de Alarma, agentes pertenecientes al Puesto de Torrevieja han procedido a realizar varias inspecciones en establecimientos, para comprobar si las actividades que en ellos se realizan están dentro de las permitidas.
Una de las inspecciones se hizo en un local que, bajo la apariencia de comercio de ultramarinos, estaba ejerciendo funciones de bar. De hecho, en el momento de la llegada de los agentes, se estaba sirviendo comida a un cliente.

Ante el nerviosismo de la dependienta, se decidió realizar un registro. En la cocina hallaron 10 dosis de cocaína, 45 blísteres de viagra, diversos libros donde se anotaba la contabilidad de la droga, 1.358 euros en efectivo, sustancia para el corte y los DNI de compradores depositados como fianza para el pago. Esta mujer fue detenida por un presunto delito de tráfico de drogas y el local acabó precintado.

Investigado el propietario de un gimnasio abierto durante el confinamiento

También en Torrevieja se ha investigado a un hombre, español de 40 años, por un presunto delito de desobediencia grave, al haber mantenido la actividad de su gimnasio.
Desde el pasado 20 de marzo, agentes de la Guardia Civil han estado investigando la posibilidad de que un gimnasio de Torrevieja estuviera dando servicio a sus clientes, a puerta cerrada.

Tras diversas vigilancias realizadas durante dos semanas, iniciadas por las quejas de los vecinos, se constató que gente con bolsas y ropa de deporte entraba en ese establecimiento y permanecía allí cerca de 1 hora, el tiempo que suele durar un entrenamiento. La persiana estaba siempre cerrada, pero entre ellos existía un código que les permitía acceder tras golpear la persiana.
Cuando la Guardia Civil accedió a su interior, observó que los clientes no portaban ningún tipo de medida de seguridad sanitaria, como guantes o mascarillas, y que habían incumplido las medidas de confinamiento.

El propietario del centro deportivo, un español de 40 años, es investigado como presunto autor de un delito de desobediencia grave y se procedió al precinto del local.

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