Un tranvía a vapor

Publicidad

Mateo Marco Amorós / Nostalgia de futuro

Joaquín Marín / Fotografía

En estos días de España en los que se habla de trenes que no caben por los túneles, nos acordamos de aquellos «trenes» que ni siquiera cupieron en algunos territorios. Como los que no fueron sino proyecto en la bendita comarca de la Vega Baja. Así por ejemplo aquel tranvía a vapor que pasaría por Bigastro.

Pascual Segura Torá, cronista, nos lo recuerda en su libro «Historia de Bigastro. Identidad y patrimonio cultural a través de los tiempos». Este libro que, como decíamos ayer, mucho valoramos por habernos dinamitado las orejeras cronológicas al descubrirnos un Bigastro antes de Bigastro. Por esto y por más cosas. Entre ellas, la de recordar proyectos de futuro de ayer que frustrados coinciden con similares proyectos de futuro de hoy, también frustrados. Propósitos malogrados, ayer y hoy, porque en la Vega Baja parece anhelo imposible cualquier plan de comunicación hábil entre el interior de la comarca y su franja costera. Así, quien dice ferrocarril dice igualmente CV-95.

Al respecto del ferrocarril, Pascual Segura glosa en su libro las ilusiones de los vegabajenses en la segunda mitad del diecinueve –1863, 1884– con las inauguraciones esos años de las líneas Cartagena-Murcia y Murcia-Alicante respectivamente, como la manifiesta ilusión por un proyecto de tranvía a vapor que uniría Murcia y Torrevieja pasando por Orihuela, Bigastro, Benejúzar, Almoradí y otras poblaciones. Lo documenta un suelto de «El Eco de la Provincia» de dieciséis de septiembre de 1879 que anunciaba la intención por parte de una empresa inglesa de construir dicho tranvía. Por entonces en Santander y en Barcelona habían entrado en funcionamiento los primeros tranvías a vapor en España.

Pero el tranvía a vapor vegabajeño nunca llegó, sí años más tarde un ferrocarril, el de Albatera a Torrevieja hoy desmantelado, pero que no cubría las expectativas de Bigastro, Jacarilla, Benejúzar… El tranvía a vapor proyectado por los ingleses nunca fue. Como sí fue en aquel año 1879, a mediados de octubre, una de las riadas más graves que se recuerdan en la comarca, la de Santa Teresa. Riada que llegó arrollando como un tren. Sí, como un tren arrollando.

1 Comentario

  1. Lamentable lo de tantos y tantos proyectos que crean falsas expectativas en los usuarios.
    Es una pena que, aún hoy, se anuncien a bombo y platillo para luego dejarte con la miel en los labios.
    Si no hay tren, que tampoco haya riada.
    Farsantes.

Deja tu comentario

Tu dirección de correo no será publicada.


*