Bagaje

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A cara descubierta / Mateo Marco Amorós

Fotografía: Joaquín Marín

Volando a Londres con una compañía de bajo coste, a la hora del embarque tuve la sensación de que para la empresa los viajeros no éramos personas sino borregos. Entonces recordé el inicio de la película «Tiempos Modernos» de Chaplin en el que fundiéndose y confundiéndose lo mismo vemos gente que ovejas. E imaginé, camino del avión, camino porque íbamos caminando por la pista, que sólo faltaba el marcarnos con hierro candente.

Ya en el avión sufrí la escasez de espacio. Yo no era el más alto ni el más grande del pasaje. Y si yo estaba incómodo, al límite contorsionista de sentir mis rodillas como auriculares, los que eran más altos y más grandes que yo… Lo pasé fatal. Si en el embarque imaginé lo del señalarnos con hierro, en el avión se me ocurrió la posibilidad de viajar como en autobús urbano o en metro. De pie. Agarrados a una barra o asa. Exponiendo sobacos.

Mi pánico a volar es proporcional a la incomodidad. A mayor incomodidad más miedos. Después de Londres volamos a Estambul. Tras la experiencia británica mi agobio, grande antes de coger el avión, desapareció disfrutando las bondades de la Turkish Airlines. Uno no es exigente pero necesita un mínimo de espacio para respirar. Más en los aviones.

Leo que en una feria celebrada en Hamburgo se han presentado unos asientos verticales para aviones –los Skyrider 2.0– que permitirían ganar espacio para que quepan más viajeros en la cabina. Un veinte por ciento más. Viajeros que si no van de pie irán casi de pie. Sueño de las compañías de bajo coste, será nuestra pesadilla. Hemos visto estos asientos y, aun modernos, nos recuerdan esa ménsula que existe en las sillerías de algunos coros de iglesia en la que los clérigos estando de pie descansan sus posaderas. Tiempo al tiempo. Si se impusieran estos asientos estoy estudiando la posibilidad de que en próximos viajes, viendo el progreso de las leyes de protección animal y el tesón de los PETA –Personas por el trato ético de los animales– me facturen como mascota. Bagaje al cabo. Bagaje.

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