Uno y una

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Mateo Marco Amorós / Uno de aquellos

Fotografía: Joaquín Marín

No es la primera vez que nos preocupa lo del sexismo en el lenguaje. Vaya por delante nuestra intolerancia contra cualquier discriminación. Por lo que sea. Pero también la claridad en el decir. Y esa moda del vosotros y vosotras, de la arroba y otras convierte en infierno laberíntico algunos discursos. Cuando hemos pretendido evitar la supuesta marginación sexista en el lenguaje manteniendo la alusión a los dos géneros, nos ha resultado si no imposible sí fárrago. Esto no quita para que recurramos a vocablos sin género y a otros recursos lingüísticos cuando sea oportuno.

Por si se nos acusara de falta de voluntad, traemos dos ejemplos de cartas recibidas en las últimas elecciones, remitidas por partidos nada sospechosos de conservadurismos. Partidos que enarbolan la bandera del no sexismo en el lenguaje. No las recordamos como reproche sino como ejemplo de la dificultad.

La primera de ellas empieza con el estimado-barra-a amigo-barra-a. Pero pronto, cuando habla del «cambio deseado por la mayoría de los españoles» ya no dice «españolas». Ni cuando habla de «lo que hemos hecho cada uno», no dice «cada una». Asimismo cuando defiende una «sanidad pública (…) que garantice a todos el derecho a la salud», no dice «a todas». Cuando habla de «nuestros jóvenes», no dice «nuestras jóvenes». Cuando dice lo de «los y las dependientes» –evitando «dependientas»– podría haber dicho «personas dependientes». Cuando dice lo de «desterrar a los tramposos», no alude a «las tramposas». Cuando habla de «todos los ciudadanos y ciudadanas», no ha dicho «todas». Cuando dice «modelo de convivencia en el que todos nos sintamos representados», no dice «en el que todas nos sintamos representadas». El otro ejemplo, siendo breve, no evita al cien por cien lo que desde las propias filas se denuncia sexista. Porque dice «a los que faltan» y no dice «a las que faltan». Dice «a los privilegiados» y no dice «a las privilegiadas». Dice «nuestros hijos» y no «nuestras hijas». Dice «nuestros mayores» y no «nuestras mayores». Dice «los autónomos» y no «las autónomas».

Y así, como en estos casos, muchos casos en muchas casas. Porque es difícil.

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