«Los políticos tenemos la obligación moral de dejar las cosas mejor que las hemos encontrado»

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José Rocamora Granja

Recordamos la entrevista a José Rocamora, el alcalde más longevo de la Vega Baja, que se despedirá del gobierno local de Granja después de 38 años tras perder la mayoría el 24-M 

El alcalde más longevo de la Vega Baja, José Rocamora, podría despedirse de la Alcaldía de Granja de Rocamora 38 años después de tomar el cargo. En las elecciones del 24-M perdió la mayoría absoluta y con casi toda seguridad habrá un pacto entre el Partido Independiente (4 concejales) y el PSOE (2 concejales) que lo desbanque del gobierno local. Recordamos la entrevista que Rocamora concedió hace unos meses a Diario de la Vega para el Anuario.  

«Los políticos tenemos la obligación moral de dejar las cosas mejor que las hemos encontrado»

José Rocamora Ruiz es el primer, y de momento, único alcalde democrático de Granja de Rocamora desde la transición. Con 32 años se presentó como candidato a la alcaldía por la desaparecida UCD, hoy continúa rigiendo un ayuntamiento que supo mantener su identidad de pueblo agrícola del interior de la comarca de la Vega Baja.

Casi cuatro décadas después de haber asumido su responsabilidad como alcalde, Rocamora nos abre las puertas de su despacho y de sus recuerdos para recorrer junto a él los caminos de la memoria de la Vega Baja.

Este primer edil nunca ha cobrado por su dedicación a la política y a sus vecinos. «No vivir de la política tampoco es algo tan nuevo», nos comenta y reconoce que al igual que él otros alcaldes de pueblos pequeños no tienen un sueldo público. Rocamora

compara la gestión de su Ayuntamiento con “gestionar un par de familias grandes”, hay que solucionar cuestiones tan banales como un corte de luz, el agua que no le llega a una vecina, infinidad de problemas cotidianos que tras tantos años se han hecho parte de la vida de José.

Durante estos 38 años ha visto cambiar mucho el pueblo y la comarca, echando la vista atrás nos esboza la imagen de una Granja de Rocamora de mil setecientos vecinos que en los años 80 carecía de asfaltado y de muchos de los servicios básicos.

«Cuando llegué como alcalde en el Ayuntamiento –relata- estaba un secretario que venía dos tardes a la semana, un oficial administrativo, un guardia y yo, que venía casi todos los días», nos cuenta que el servicio de aseo urbano era un poco más precario, «un carro y un mulo pasaban tres días a la semana, los jardines los limpiaban los guardias, entre los que éramos hacíamos todo lo que se podía».

«Los municipios pequeños de por aquí iban así, pero todo eso ha cambiado, y ha cambiado muchísimo». Reconoce que el cambio es en algunos aspectos a mejor como en calidad de vida y bienestar social, aunque la gestión burocrática se ha complicado exponencialmente.

José Rocamora aún recuerda el tren que comunicaba Albatera con Torrevieja y algunas costumbres en los servicios públicos de transporte que hoy nos horrorizarían, como el viajar en la baca del autobús cuando se llenaba el servicio, algo hoy por hoy impensable, pero habitual en la Vega Baja de los años sesenta, una comarca que aún hoy reconoce no ha solucionado sus problemas de comunicación, aunque ha mejorado una red de carreteras que hasta los 80 en su gran mayoría eran caminos de tierra.

Otra de las mejoras importantes en los pueblos pequeños fue la llegada del agua potable, Rocamora nos cuenta que cuando llegó a la alcaldía aún no existía red de agua potable en el pueblo tan sólo llegaba a cuatro fuentes. La implantación del agua potable obligó a mejorar los canales del Taibilla, una obra que fue sufragada por los pueblos de la mancomunidad a condición de un descuento en el precio del metro cúbico hasta que se amortizara la inversión.

Entre estas y otras cuestiones nos deja entrever la simplicidad de la toma de decisiones en los albores de los años ochenta, algo que se ha ido complicando hasta el punto de que ahora, explica con un poco de humor el primer edil, para hacer cualquier cosa «hay que pedir informe a urbanismo, informe a carreteras, informe al lucero del Alba…» una inmensa cantidad de papeleo para tomar decisiones tan simples como ampliar una calle.

José nos reconoce que es una persona optimista, que ve con ilusión y esperanza el futuro de la Vega Baja y cuando le preguntamos su opinión por el descrédito que sufren hoy los políticos nos contesta sinceramente «a pesar de la percepción generalizada cree que la gran mayoría de la gente que se dedica a la cosa pública es gente honrada que quiere el bien de su pueblo, aunque a veces se equivoque, eso es intrínseco al ser humano».

Era obligatorio preguntarle al político más experimentado de esta comarca su visión como «decano» de los alcaldes de la comarca sobre cuál es la labor de los políticos, su respuesta demuestra la veteranía que le curte en esta ciencia, «los políticos tenemos la obligación moral y en conciencia de dejar las cosas mejor que las hemos encontrado».

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