Vaciando el aire de las caracolas…LXXVI

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Mateo Marco Amorós
 

Firmada en Madrid y agosto de 1927 por el historiador Justo García Soriano se publica la última contestación respondiendo a la encuesta del semanario «El Pueblo» –véase «El Pueblo», 173, 10.08.1927–. Desconocemos por no contar con el ejemplar en la colección que hemos consultado si en el número anterior –el 172– se publicó alguna respuesta.

García Soriano divide su extenso artículo en tres partes. La primera se titula «El paisaje es un estado de alma»; la segunda, «Vistas retrospectivas, panorámicas y parciales» y la tercera, «La vista más bonita de Orihuela». En la primera, reflexiona sobre lo subjetivo del gusto. Sobre gustos no hay disputa, viene a decirnos. Pero lo dice con estilo excesivamente redicho. Así, para justificar la dificultad del escoger alude a la mitología clásica recordando el juicio de Paris. —Favoreció a Venus; pero la discordia perduró en el Olimpo —afirma el autor para concluir repitiendo el título del «capítulo»: «un paisaje es un estado de alma».

La segunda parte nos interesa porque García Soriano dice que como escribe desde lejos, «para ayudar a la evocación» ojea un álbum con imágenes de Orihuela y su vega. Entre las imágenes que cita alude a un dibujo del relieve tallado en la pila bautismal de Santa Justa que, mientras otros autores la explican como imagen de la Jerusalén bíblica, él la identifica con Orihuela en el pasado. También nombra la miniatura del «Cartulario de Orihuela» que representa a la ciudad en el siglo XIV, el grabado de Alagarda del siglo XVIII y un dibujo de un cartel de la novena a la Virgen de Monserrate en 1818 donde aprecia el puente de piedra de la antigua Sala o casa de la Ciudad desde donde un sacerdote arroja el ramo de la Virgen «sobre la corriente desbordante del Segura.» Para García Soriano –algo pedante nos parece aquí– estas «vistas» sólo atraen «a las personas que han cultivado y desarrollado su visión histórica.» Igualmente comenta fotografías-postales más recientes que azuzan sus recuerdos. Entre ellas la vista desde el Seminario que, según frase atribuida a Isabel II –nos dice– es «el primer balcón de Europa». Desde el Castillo, desde la ladera de San Cristóbal «después de haber refrigerado la fatiga de la ascensión en la linfa dulce y cristalina de su manantial» –evoca– y..: Y desde la Cruz de la Muela, la mejor vista panorámica para García Soriano.

Ya contaremos por qué.

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