Navegando entre delfines

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Durante el verano se producen numerosos avistamientos de familias permanentes de mulares, el pasado 31 de agosto se pudo observar una gran manada de cerca de 40 individuos alimentándose sobre un cardumen de peces

Durante el verano no es extraño que los delfines, especialmente los delfines mulares la especie más común en estas latitudes, se acerquen hasta las costas de Torrevieja e incluso hagan alguna pequeña incursión, siempre pacífica, dentro de las zonas de baño delimitadas por las boyas amarillas. Para conocer más sobre esta especie, que año a año se deja ver por nuestras costas, DIARIO DE LA VEGA ha hablado con  Juan Antonio Pujol, biólogo municipal  y creador de la página de Facebook ‘Crónicas Naturales’ en la que podemos conocer muchas cosas sobre nuestro entorno natural, para que nos cuente más cosas sobre estos fascinantes animales que hemos podido grabar el pasado sábado 6 de septiembre a 4 millas de la costa.   

Los delfines mulares son la especia más conocida por todos, es la que habitualmente se puede ver en cautividad en delfinarios, se caracteriza especialmente por su tamaño, que supera los 3 metros de longitud y su peso oscila entre los 150 y los 350 kilogramos. En verano es habitual que la manada esté compuesta también por individuos muy jóvenes, ya que en primavera es la época de apareamiento y su periodo de  gestación es de un año, por lo que es habitual ver en nuestra zona grupos familiares permanentes de hasta 15 ejemplares de delfines, aunque ocasionalmente pueden formar grandes manadas como la observada el pasado 31 de agosto, en la que se habla de 40 ejemplares.

La relación de los delfines con la especie humana es mucho más compleja de lo que podría parecer, aunque no son una especie que se muestre agresiva ni tímida con el ser humano, este ha causado estragos en la población delfines mediante la actividad pesquera y la contaminación de las aguas, pero los delfines siguen acercándose a la costa y nadando en las aguas cercanas al litoral alicantino, de hecho nos explica Juan Antonio Pujol que de todas las especies de delfines que se pueden observar en nuestra zona el mular es el más costero, el más litoral y no es raro que se produzcan avistamientos incluso desde playas y paseos marítimos. Esta cercanía de los delfines a las costas no ocasiona ningún peligro para ninguna de las dos especies, los delfines no son una especie agresiva con el ser humano y además su velocidad hace que sea prácticamente imposible que choquen con una embarcación, el mayor peligro que sufren tanto los mulares como el resto de los cetáceos por la cercanía a los humanos es el trato de nuestra especie a nuestro entorno natural, la contaminación del mar puede provocar depresiones en sus sistemas inmunitarios y hacerlos más propensos a las enfermedades. Una de estas enfermedades es una especie de «moquillo» que provoca grandes mortandades cada tanto. Ocasionalmente también podrían verse afectados por determinados artes de pesca, aunque no todo son malas noticias, ya que la especie se está recuperando y con las jaulas de engorde de San Pedro del Pinatar y Guardamar han encontrado una fuente de alimento en los peces que están alrededor de las jaulas, una forma de alimentarse que además reduce para ellos el peligro ya que la pesca profesional está prohibida en las zonas aledañas a las jaulas, por lo que les asegura una mayor cantidad de alimentos y un menor riesgo.

Como especie con capacidad de decisión los humanos tenemos la responsabilidad de no dañar otras especies por acción u omisión, Pujol nos explica que “al tratarse de un superdepredador que está en la cúspide de las redes tróficas, cualquier medida que suponga una mejora del medio marino redundará en su bienestar, como por ejemplo reducir los vertidos y en general la contaminación del mar, o recuperar las especies de peces de los que se alimenta”. En definitiva, estos hermosos ejemplares nos seguirán acompañando mientras los humanos seamos capaces de racionalizar la pesca y mejorar nuestra relación con el medioambiente, no sólo en los grandes vertidos contaminantes, sino en aquellas pequeñas acciones que también contribuyen a mantener limpias nuestras aguas y nuestras cosas.

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