Navidades tristes

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Mateo Marco Amorós / Bardomeras y meandros

Joaquín Marín / Fotografía

«¡Qué días de Navidad más tristes!». Así comienza el primer suelto de tres que EL INDEPENDIENTE, diario de Orihuela, publica bajo el título de «ECOS LOCALES». Estamos en 1891, veintiséis de diciembre. Las dos primeras notas quieren ser crónica simpática de lo acontecido en Nochebuena y día de Navidad en la población pero… «¡Qué días de Navidad más tristes!». Y precisa: «Esta es la voz general entre la pollería de nuestra ciudad».

La pollería es la gente joven. La razón de la tristeza, el mal tiempo. Que no invita a salir a la calle. El día de Navidad… «Mucho frío y mucha humedad y como si esto no fuese bastante, vino la lluvia de la tarde a aguar por completo la fiesta, impidiendo que nuestras paisanas asistiesen en las horas de música a la Glorieta, único sitio que en Orihuela nos proporciona algunos momentos de solaz».

La tarde del día de Navidad, la banda de música había desfilado desde la casa del director, Sr. Rogel, hasta el kiosco de la Glorieta que a pesar del frío estaba animada. La lluvia provocó la retirada. La Nochebuena, a pesar de haber sido una «buena noche», tampoco había estado animada. Poca asistencia a los templos y casi nadie por las calles. Si bien –comenta la noticia–… «En algunas casas de nuestra buena sociedad, hubo aduana entre los individuos de la familia», haciendo tiempo para ir a la misa de gallo. Pero lamenta que ninguno de los salones de Orihuela abriera sus puertas. Sí informa que los «pollos» acudieron al Casino, bromeando y entreteniéndose, amenizándoles la velada el Sr. Arthur.

Ya se sabe lo que en entre siglos se consideraba «buena sociedad» y que la «aduana» se trata de un juego de azar. Respecto al Sr. o Dr. Arthur era un prestidigitador italiano que actuaría oficialmente en el Casino el día veintisiete. ¿Navidades tristes?… Ya quisiera ver yo a aquel cronista en estos días de mascarillas y restricciones. Lo que no quita para que recordando pasados deseemos de corazón una Navidad Feliz y… Y un próspero Año Nuevo. Un próspero futuro. Así sea.

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