A propósito de…C

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Lo que no me dicen los políticos 

Laura F. 

Con una cantidad ingente de paciencia, que ni yo misma sabía que tenía, me dispongo a soportar todos los discursos, debates, opiniones, fanatismos y displicencias que nos vienen  atormentando de cara a las próximas lecciones… ¡Y lo que nos queda hasta ese día y posteriores! Pongo voluntad. La pongo. Pero hay momentos en los que no me tiro al contenedor que tengo bajo la ventana, porque tengo una familia y me necesita. Pero los nervios se me van. La originalidad, le verdad, el vocabulario, el mensaje, …directamente, no existen. Tenemos lo mismo de cada cuatro años y ya son muchos con el mismo sonsonete y la misma embajada política. ¡Harta de “y tú más”! ¡Y que me tomen por idiota me solivianta!  Pero la culpa es mía y sólo mía. Que me engañen una vez, pase. Que me engañen dos, pasa poco, pero pasa. Que me engañen tres veces. De eso… De eso, sólo tengo la culpa yo. Porque hay cosas que no son de recibo. Salvo que quiera vivir engañada. Que ocurre. De hecho hay gente que le gusta vivir en los mundos de Yupi.

Desde el último debate, del cual vi lo suficiente para cambiar de cadena, el bombardeo del siguiente “a dos” para el lunes, es insoportable. Total para oír lo mismo de siempre. Las preguntas de los periodistas no son incisivas, determinantes, se cortan con un falso respeto que no nos permite EXIGIR, el cómo, de dónde, de qué manera, cuándo. Por ejemplo. Lo que nos importa a los españoles son varias cosas esenciales para la vida ciudadana y del país, consecuentemente. Me gustaría que el periodista preguntara: ¿Por qué prometen cosas que tenía que haber hecho ya? ¿Cómo piensa abordar la reforma educativa? ¿Qué proyecto tiene? ¿Con qué presupuesto cuenta? ¿De dónde lo va a sacar? ¿Y la hucha de las pensiones, que está seca, cómo lo va a arreglar? ¿Qué garantía nos da que puede hacerlo? ¿Y la reforma laboral, cómo van a regular que los contratos sean justos? ¿Cómo van a  ayudar a las PYMES, de qué manera, con qué dinero? ¿Por qué si quiero abrir un negocio, en vez de facilidades, son todo frenos? ¿Cuándo nos vamos a centrar en lo importante y dejar las tonterías a un lado,  como invertir en  I+D? ¿Qué proyecto hay? ¿Con cuánto dinero se cuenta, de dónde saldría? ¿Por qué tenemos que aguantar los ayuntamientos, que no son diligentes en los permisos y solucionar problemas del municipio, que  te exprimen con papeleo superfluo y tonto, exprimen a los vecinos con impuestos que invierten tarde, mal y nunca? ¿Cuándo se va a valorar la buena formación por encima de los amiguetes? ¿Cómo van a controlar el choriceo dentro de sus partidos? ¿Por qué no actúan los inspectores, en todos los campos, para una mayor eficiencia? ¿Por qué tenemos que aguantar a un jefe, que si me quejo me echa, y tengo que trabajar de forma esclavista?… Y, sobre todo, ¿CUÁNDO VAN A REGULAR LA REPONSABILIDAD POLÍTICA Y PENAL DE UNA MALA GESTIÓN?

Todo es prometer y luego, nada hacer. La culpa, al anterior. Ahora nos enteramos de un despilfarro en la construcción de colegios en nuestra querida y amada Generalidad, de 1000 millones. ¡Oiga! Una tontería. Como ciudadana me siento atrapada en una red de clientelismo, de la que no quiero ser parte, pero que si no acepto, no me comeré una rosca. Y, sobre todo, estoy cansada de no ver gente competente en lugares en los que se necesita competencia. Todo va mal. Y cuando alguien quiere hacerlo bien, lo quitan de en medio, en menos que canta un gallo. En este país, bananero, porque ocurren las mismas cosas que en tales, se lo llevan crudo y no pasa nada. La Justicia está, ciega, sorda y muda, o sencillamente, no está. El poder y el dinero todo lo compra y lo corrompe. Y los maestros luchando contra esto, intentando, incluso  a pesar de los padres, que lleguen a ser hombres y mujeres dignas  y ciudadanos cívicos. Me da la risa cuando oigo que hay que enseñar en “competencias”. ¿Para qué? ¿Para que imite a sus mayores, entren con 14 años en las juventudes de cualquier partido, trepe como la  mandrágora, pisen cuellos, laman muchas espaldas y lleguen a gobernar un país con las consecuencias que se derivan? Un asco, un hartazgo, un desencanto,…una porquería.

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