Réplicas

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Mateo Marco Amorós / A cara descubierta

Joaquín Marín / Fotografía

En el año dos mil, cuando la apertura en Benidorm del parque temático Terra Mítica, hubo quien nos dijo que valía la pena visitarlo. Entre otras razones porque en un mismo día, sin necesidad de coger avión ni barco, podías conocer la puerta de los leones de Micenas, el templo de las Cariátides de la acrópolis ateniense, el faro de Alejandría, el gigantesco pórtico del templo de Jonsu de Karnak, el obelisco o la aguja de Cleopatra, la pirámide de Keops… Maravillas entre las maravillas. Un placer. Esto entre otros atractivos, atracciones y diversiones. A un paso una cosa de la otra.

Nunca negaremos mérito a esas imitaciones. Conocimos muy bien el parque porque lo visitamos en más ocasiones de las que hubiéramos imaginado. En los años florecientes de Terra Mítica –si acaso los hubo– nos pilló criando y en varias temporadas compramos el pase de «socios». Así apreciamos con detenimiento, primaveras y veranos, la perfección de las réplicas. Reconociendo en ellas una inteligencia arqueológica loable. Pero nunca nos emocionaron. Algo similar, ya lo dijimos, nos sucedió con la neocueva de Altamira. Un sí pero no de emociones. Como si sabiendo que no es, sino cartón piedra, faltara la magia del ser original. Y concretamente en Altamira las humedades.

Así recelo de las reconstrucciones perfectas. Que si bien nos enseñan cómo fue lo que fue, siento que en su ser reciente espantan el espíritu de la esencia. Entonces es cuando añoramos, especialmente en las puestas de sol, esos espacios con espíritu que un día también dijimos. A saber entre otros: El Cabezo Redondo, Terlinques y Salvatierra en Villena. Las orillas de la Illeta dels Banyets en El Campello. El cabezo de Alcalá en Azaila. Los Millares almerienses. O el Calar de la Santa en la pedanía de El Sabinar, término de Moratalla y… Y otros lugares que considero mágicos. Con espíritu. Y aprecio que en muchos de ellos suele coincidir el poso de lo ibérico. Revelándose mágico al atardecer.

El sol poniéndose, en las luces y sombras que provoca, veo y siento más que en lo reconstruido. Espíritu. Magia. Fuerza.

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