Resolución

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Nostalgia de futuro / Mateo Marco Amorós

Ilustración / Joaquín Marín

Me temo que en la Enseñanza hemos convertido el «vuelva usted mañana» en «vuelva usted cuando podamos». Por necesidad. La resolución de veintiséis de enero pasado del secretario autonómico de Educación, publicada en el DOGV del veintiocho, prorrogando ciertas tareas burocráticas programadas para los centros educativos, echa un capote al profesorado descubriendo que estas obligaciones desbordan ya no sólo a los equipos directivos y docentes sino a la razón.

Que si PEC, que si PGA, que si PAM… Que si proyecto de gestión y de régimen económico. Que si plan de sostenibilidad de recursos, eficacia energética y tratamiento de residuos en colaboración con personal técnico de la Administración municipal. Que si la adecuación de las normas de organización y funcionamiento. Que si la realización del simulacro de emergencia en el marco del plan de emergencia del centro. Que si elaboración y modificación de los proyectos lingüísticos de centro (PLC). Que si seguimiento y evaluación del plan de convivencia. Que si elaboración en los centros de Educación Infantil y Primaria del plan específico de organización de la jornada escolar (PEOJE)…

¿Para qué trabajamos nos preguntamos los docentes? ¿Cuándo toca sumar, escribir, leer, recitar, pensar, conocer el mundo, su geografía, sus historias, sus músicas, sus poesías, sus creencias…? ¿Pasamos más tiempo programando que ejecutando? Nuestro día a día se ha convertido en un laberinto burocrático que abruma apartándonos de nuestra principal tarea, la que motivó nuestra vocación, educar. La oportuna y afortunada resolución denuncia una realidad atosigante: que los centros de Enseñanza parecen estar más ocupados en otros menesteres que en enseñar.

La prórroga se ha justificado por la situación epidémica, pero el verdadero virus es más antiguo que la COVID-19, porque la Enseñanza se envenenó cuando el cómo enseñar, siendo importante, achicó el qué enseñar. Cuando el método se impuso sobre el objeto convirtiendo el discurso docente en farfulla envuelta en un lenguaje chamánico alejado de la calle. Lástima que lo relegislado sólo sea prórroga y no perdón. Aunque revele algo de perdón y arrepentimiento. A ver si descubriendo por un tiempo que sin tanto papeleo los centros de Enseñanza enseñan…

1 Comentario

  1. Totalmente cierto.
    La escuela: la solución para todo.
    Yo, recién jubilada, me doy cuenta de que se nos atribuyen objetivos de otras Administraciones: Sanidad, Seguridad Vial, Prevención de Riesgos Laborales, Igualdad, Violencia de Género, Justicia ( por lo de la mediación) y otros muchos más. Eso sin tener en cuenta las situaciones diarias que vivimos como dificultades específicas y de todo tipo de nuestro alumnado, situaciones familiares y sociales, etc.
    ¿De dónde sacamos tiempo para todo ello?
    Desde luego, lo que nos faltaba ya es pasar de curso sin necesidad de aprobar ¡El colmo de la falta de esfuerzo y superación!
    ¡Cómo se nota que quienes nos adjudican ese abanico malabarista de remiendos para todo no han pisado una escuela salvo por el tiempo de su escolaridad obligatoria!
    ¡Ánimo, docentes, no os dejéis manipular!

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