Uno de aquellos…XIII

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Frenesí

Frenesí

Mateo Marco Amorós 
 

En 1929 Juan Díaz del Moral publicaba «Historia de las agitaciones andaluzas». Entre los diversos aspectos tratados sobre el anarquismo español aparece el afán lector y por aprender del campesinado. En aquella España había hambre de pan y escuela. El analfabetismo era elevado. Un setenta u ochenta por ciento de la población no sabía leer; pero esto no era obstáculo –precisa Díaz–: «El entusiasta analfabeto compraba su periódico y lo daba a leer a su compañero, a quien hacía marcar el artículo más de su gusto; después rogaba a otro camarada que le leyese el artículo marcado y al cabo de algunas lecturas terminaba por aprenderlo de memoria y recitarlo a los que no lo conocían. ¡Aquello era un frenesí!» 

En el mismo fragmento relata cómo, durante el día, en los descansos laborales y, por la noche, después de cenar, «el más instruido leía en voz alta folletos o periódicos que los demás escuchaban con gran atención (…). Se leía siempre; la curiosidad y el afán por aprender eran insaciables, hasta de camino, cabalgando en caballería, con las riendas o cabestros abandonados, se veían campesinos leyendo; en las alforjas, con la comida, iba siempre algún folleto…»

Imagino a aquellos hombres camino de sus sudores con las alforjas con comida y algún folleto y contrasto su imagen con la de nuestros jóvenes camino del instituto: mochilas repletas de almuerzo, libros, tablets, móviles… Tablets y móviles en los que cabe una generosa biblioteca. Pero me parece que a nuestros jóvenes les falta el hambre por aprender. Cuando Julio Anguita abandonó la profesión política y volvió a la Escuela se encontró con un alumnado distinto al que había conocido años atrás. Aquel, en una Andalucía de hambres, tenía hambre de pan y saber; el actual aparentemente no mostraba necesidades.

Tenemos más medios que nunca, pero falta el deseo. Durante abril, celebraremos semanas del libro. Shakespeare y Cervantes serán los santones elevados a los altares. Pero no sé –perdón por mi escepticismo– si conseguiremos despertar el frenesí por la lectura. En ocasiones sólo veo tramoya. Montones de libros que nos impiden leer los libros.

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