A propósito de…LXXIV

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vivo entre sordos

Ya soy muy mayor para…

Laura F.
 

Soy una persona con una inteligencia media. Lo que llamamos normal. Quizá sea un poco más baja de lo normal. Aún así soy capaz de darme cuenta de lo que no es bueno, de lo que no está bien, de lo que es normal y de lo que no. ¡En pocas palabras! De sentido común. Dicen que es el más común de los sentidos, pero sería hace siglos. Hoy día no es una cualidad que abunde. Me explico. Cuando una es joven, generalmente se es ingenua, aunque nos creemos que lo sabemos todo. Así la vida te va dando palos y vas espabilando. Pero si tienes tu mente equilibrada, medianamente, te sirve para aprender de quiénes te debes de apartar y de aquellos a los que debes emular. Pero en la vida cotidiana de tu entorno, como la del país o la del mundo, llega un momento en el que dices ¡¡¡Ya no puedo más. Soy muy mayor para aguantar esto!!! Y es que, una ha aprendido algo. Poco. Pero lo suficiente para entender lo que pasa. Y…¡¡¡Estoy harta!!! Harta de que me quieran manipular, de que me haga comulgar con ruedas de molino y de tener que tragar lo intragable.

Cualquier persona con un mínimo de inteligencia y desde la experiencia, puede saber a dónde van a ir a para las cosas con las decisiones que se toman. Y te enervas. No por ti misma. Porque me quedan dos minutos y medio, sino por las generaciones que vienen. Porque habrá una mayoría que sufrirá, malvivirá y posiblemente llegue a la esclavitud. Ya está pasando. ¡Y tener que escuchar, que es por el bien común, porque es lo mejor! Aún a sabiendas que vamos todos al barranco. ¡¡¡Si hoy aprietas un botón y te enteras si en primer ministro australiano tiene un uñero y en qué mano!!! Hace dos años hice un proyecto sobre la prevención de la violencia de género y doméstica. Para ello introduje la necesidad de implantar la Educación Emocional, pues detrás de esta tragedia, hay problemas de niños y niñas maltratadas. Pero para atajar en lo posible este tema. Pues doy por hecho que la mayoría de nuestros jóvenes son “normales”. Nadie a quienes se lo presenté me hizo caso. Hace cosa de una semana he oído que en Cataluña se va a introducir esa asignatura. Nunca ha sido necesaria. Nuestros ancestros, sin carreras universitarias, tenían el sentido común de educar a sus hijos en la responsabilidad, en el respeto, en la coherencia, el esfuerzo, etc.

Han hecho del sistema educativo tal desastre que han salido padres flojos e hijos más flojitos, así que ahora el PAPA ESTADO, tiene que educarlos emocionalmente. Seguimos. Este sistema ha hecho que el esfuerzo por promocionar social y económicamente, no sea el trabajo bien hecho, sino la comodidad, el pelotazo y el enchufismo. De ahí que en muchos casos, tengamos en puestos de responsabilidad a tontos de bote. Así van las cosas. Creo que voy a perder la educación que con mucho esfuerzo me dieron mis padres. Pero una, con esta edad, ya no está para que le tomen el pelo. Estoy hasta el moño de que me digan mentiras en mi cara y me tenga que callar, de que me digan que todo va bien mientras la mayoría pasa hambre y necesidad, de las mentiras de los bancos, del gobierno, de los sindicatos, de los políticos, de las multinacionales, que con lenguaje vacío me quieran hacer ver lo blanco negro. Estoy hasta el juanete de que me exijan lo ellos no saben o no quieren hacer. Ya estoy muy mayor para que me falten al respeto, diciéndome que soy más tonta que un pepino. Eso no es serio señores. Mis padres me dijeron que a las personas mayores no se les debe faltar al respeto. ¡¡Y a mí, me lo están faltando todos los días!

En mi pueblo, en mi país y en el planeta. ¡¡Ya está bien!! De hacer ignorantes, de hacerles esclavos, de entretenernos con un consumismo atroz con mensajes subliminales y constantes de los que pocos escapamos. ¡¡Quiero un mínimo de dignidad para mí y de quienes gestionan mi dinero!! ¡¡Qué es mío. Ganado con sudor y esfuerzo!! ¡¡Quiero justicia!! ¡¡Y la quiero ya!! No que tarden veinte años y todo haya prescrito para los ricos, políticos y demás especímenes. Que el delincuente esté en la cárcel y devuelva lo robado, pero no sólo el pillastre. NO. Quiero justicia para aquellos que han hecho sufrir, que ha robado, que no dan golpe y sólo se dedican a maquinar para vivir pisando el cadáver de otro. Estoy harta de miserables. Y sobre todo, ESTOY HARTA DE TENER QUE APARENTAR QUE ME CREO LO QUE ME CUENTAN. ¡¡Ya soy muy mayor para digerir esta de sarta de mentiras!! ¡¡¡¡YA ESTOY ATRAGANTADA   Y TODO TIENE UN LÍMITE!!!! (Evidentemente, sólo se rascará al que le pique)

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