A propósito de…XCV

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Maceros y autoridades

La vestimenta indica la importancia del acto

Laura F. 
 

Pasadas la Fiestas de la Reconquista me gustaría dar mi  opinión como ciudadana de una de los eventos más alegres, coloridos  y divertidos que pueda tener un lugar. Ha sido un derroche de vistosidad y de ilusión, en el que los participantes y espectadores han disfrutado. Me gustan las fiestas de mi tierra, en general, todas. Porque encierran costumbres, manifestaciones e historia de un pueblo. Dicen que el que no conoce sus raíces no sabe de dónde viene, pero tampoco dónde va. Nos gusta saber el porqué de las cosas y, si es de nuestro pasado, para darles el lugar que les corresponde. Pocas son las fiestas locales, regionales o nacionales que no estén mezclados, lo religioso con lo cívico, y es que no se puede separar historia y sentimiento. Aunque, me parece modestamente, que se ha primado lo segundo sobre lo primero. Y esto da lugar a una mala formación tanto religiosa como histórica.

Preguntemos a los festeros y, muy pocos, sabrían contar el porqué de la fiestas, el origen, el nudo del relato y la causa del desenlace. Con esto caemos en el peligro de que se pierda con el tiempo si no sabemos la raíz de los hechos y su significado. No voy de escuela en escuela, ni de instituto en instituto, por lo que no puedo saber el grado de implicación  en la asignatura de Conocimiento del Medio o Sociales, en cuanto a la historia de la Gobernación de Orihuela. ¡Ojo! Que la Gobernación abarcaba hasta Villena. Puedo hablar por mí, aunque no sea la única. Me gusta que mis alumnos sepan el origen de los eventos y o, los suelo trabajar  en el primer trimestre, uniendo  el 9 de Octubre con la Virgen de Monserrate y las “patronas”.

Es la explicación de la fe de un pueblo, la historia y la curiosidad pues mi centro escolar se llama “Virgen de la Puerta” (que tiene relación). Es la forma, humilde, que tengo para que mis alumnos sepan su raigambre  y entiendan  la razón de estas celebraciones. Esto les permitirá conocerlas, quererlas, respetarlas y perdurarlas. Al igual que les enseñamos conocimientos, también las normas cívicas y de comportamiento allá donde fueren. Tienen que aprender a respetar y una de las formas de respeto es el atuendo según el lugar e importancia de lo que se conmemora.

Así les hago comprender que, todo en la fiestas y en este caso en la de la Reconquista, cada cosa tiene su simbolismo. Tenemos unos cuadernillos en los que refuerzan lo aprendido, tanto a nivel oral como visual, pues salimos del centro a “ver” la ciudad. Por saber, saben que hasta los que parece más tonto, es muy importante, y el respeto que se le debe y no la mofa, pues esto supone ignorancia.

Desde el siglo VX se pasea por la ciudad el Estandarte del Oriol, con privilegios históricos de no inclinarse ante nadie, salvo ante Dios y el Rey; por ello la bandera está considerada uno de los símbolos de mayor tradición de España. Posee los títulos de Real y Gloriosa. En conmemoración de la Reconquista. Lleva a las Santas, el escudo de Aragón y la oropéndola. Quizá se eligió este ave por su significado y por ser propia de esta zona, cuando era un vergel en el que pasaba los veranos cazando, Jaime II. Las niñas Justa y Rufina, porque para el creyente hay un mundo invisible que obra en el visible, el escudo es la identidad de una reino y su territorio frente a otro, trascendental. Los maceros o porteros de sala, son personajes simbólicos que han representado siempre el poder y la autoridad. Sus primeros antecedentes hay que relacionarlos con las propias mazas de ceremonia que portan, originariamente armas de defensa que forman parte de los útiles guerreros de los caballeros medievales. Los trajes de los maceros son propios del antiguo reino de Aragón, es decir, como se vestían en la antigüedad para tal relevancia.

Las mazas que portan sobre sus hombros son armas contundentes y a una mano, con una «cabeza de armas» de metal o piedra, donde se representa el escudo de la ciudad, y un asta de medio metro o menos siempre de madera, la cual pasó a realizarse toda de una pieza metálica sobre todo a partir del medioevo cuya cabeza de armas empleaban las trinchadoras «cuchillas» o «aletas» repartidas geométricamente y a la que se denominó maza de armas por su carácter militar. Se usaban como símbolo de estatus y poder, comenzando a realizarse portentosas y ostentosas mazas de «parada”. Pero este instrumento también estuvo presente en el refranero español, recordad aquel que reza “a Dios rogando y con la Maza dando”.

Por eso, señores concejales (véase el respeto) se debe de llevar una vestimenta  de acuerdo a la importancia del evento. Es muestra de su importancia y de su historia, no un capricho para mostrarse elegante y guapos. Es más, un 17 de julio, a cuarenta grados a la sombra, el  chaqué y vestido negro es una muestra de la relevancia del acto, de respeto, de ahí el “sacrificio”, porque si no de qué iba  a ir la Corporación  puesta y colocada a expensas de… ¡Un parraque! Con mi simpatía y comprensión, pero cada cosa tiene lo suyo.

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